Semanario REGION®

Del 10 al 16 de Febrero de 2017 - Año 26 - Nº 1.257 - R.N.P.I. Nº 359581

El despertar del paso Pehuenche.
Por Pablo Lacoste

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El historiador mendocino pone en foco la realidad del paso a Chile por el sur de Mendoza.

El paso Pehuenche ha comenzado a dar sus frutos. La terminación de la construcción de este corredor bioceánico, después de más de medio siglo en obras, se hace cada vez más relevante.
Así se desprende de la información estadística producida por el Ministerio de Obras Públicas de Chile. Todavía no hay datos del presente mes de enero. Pero están completas las cifras de los tres años anteriores, justo antes y después de la terminación de las obras.
En la década de 1995, este camino tenía un flujo anual de 1.000 vehículos y 8.000 pasajeros. Con el paulatino avance de las obras, estas cifras han crecido enormemente en los últimos años.

El flujo de vehículos por este Corredor Bioceánico trepó de 10.000 unidades en 2014 a 17.000 en 2015 y 44.000 en 2016.
Por su parte, la cantidad de pasajeros que se trasladó por este paso trepó de 36.000 en 2014 a 61.000 en 2015 y 157.000 en 2016.
Esto implica que, al cerrar el último periodo (31 de diciembre pasado), el incremento anual fue de 154% en vehículos y 159% en personas.
En lo que va de 2017, de acuerdo a la información obtenida en medios empresarios de la ciudad de Talca (Chile), se percibe un sensible incremento del flujo turístico, con relación al año anterior.

Como argumento central, los expertos señalan que el Paso Pehuenche es valorado por los turistas como paso complementario y alternativo para el Paso Libertadores, debido a la desgastante fila que este requiere para realizar los trámites de aduana. En efecto, los visitantes se ven frustrados al tener que aguardar doce o más horas en la fila, a 3.200 metros de altitud, con todas las molestias que ello implica, sobre todo para niños, mujeres embarazadas y personas mayores. Ante esta situación, muchos prefieran viajar por el Paso Pehuenche.
Además de eludir las insoportables filas en Libertadores, el Paso Pehuenche ofrece gozar de un camino sin camiones. El transporte comercial tiene las rutas fijadas por el sistema de Aduanas, por el cual, debe ajustarse exclusivamente a la ruta señalada en las guías, emitidas en el lugar de carga (muchas veces en Buenos Aires, Córdoba o Rosario). Los camioneros no tienen la posibilidad de variar su ruta.

Esto genera una oportunidad, que los turistas aprovechan, para viajar por una carretera totalmente libre de camiones, lo cual hace el viaje más seguro, placentero y ágil.
El punto débil se encuentra en las precarias instalaciones de la Aduana del lado argentino. Lamentablemente, todavía no se han realizado las inversiones comprometidas para dotar de edificios adecuados para la prestación del servicio.

De todos modos, el público cada vez elige más el paso Pehuenche para cruzar a Chile. En el crecimiento fulminante de los flujos turísticos por este corredor, mucho ha tenido que ver el trabajo de la Dirección Nacional de Vialidad, con las mejores realizadas en el último año. Ello ha permitido reducir sensiblemente el cierre temporal de este Corredor Binacional. En efecto, los 5,3 meses que el Paso Pehuenche estuvo cerrado en 2014 bajaron a 3,7 en 2015 y a 2,1 meses en 2016.

Todo esto ayuda enormemente al lazo de integración económica, social y cultural entre el sur de Mendoza y la Región del Maule, en Chile.
Además, Pehuenche representa una herramienta de desarrollo para todo el Valle de Uco y el sur, particularmente los departamentos de San Carlos, San Rafael, General Alvear y Malargüe. Estos dejan de ser lugares encerrados, y se convierten en parte de un sistema de transporte bioceánico. Ganan en protagonismo, y se convierten en potenciales receptores de nuevas inversiones. Todo ello contribuye a una provincia más integrada y a un modelo de desarrollo más equilibrado, y un poco menos macrocefálico.

Es tiempo de reconocer a los pioneros que, durante tantos años, mantuvieron viva la esperanza de esta corredor bioceánico. Para comenzar, la Comisión Pehuenche, que se movilizó constantemente para poner el tema en la agenda, y llamar la atención de los gobernantes. Un lugar especial en ello para Marcos Aurelio Marin, Floridor González (Argentina), Raimundo León, Emilio Callejas, Sergio Cornejo (Chile), y su actual referente, Marcelo Rojas. Desde hace 60 años, esta organización civil se ocupó de organizar los “Encuentros Pehuenche”, convivencias de dos o tres días en la zona de frontera, en la cual participaban vecinos del sur de Mendoza y la Región del Maule, para compartir asados, bailes y guitarras. Muchas veces, llegaron a convocar 10.000 personas en este paso. Ellos mostraron un singular movimiento social transfronterizo, que ahora ve cumplido su sueño.
También debemos destacar el aporte de tres gobernadores de Mendoza. En primer lugar, Ernesto Ueltschi, gobernador de Mendoza en un periodo decisivo de esta ruta, (1958-1961). A pesar de las críticas de los pusilánimes, Ueltschi apoyó el proyecto, y en abril de 1961 lo inauguró como camino de tierra.

En 1978, la tensión creada por el gobierno militar y la crisis del Beagle, determinó el cierre de este camino. Se reabrió en 1990, durante la gestión del nuevo gobernador de Mendoza, José Octavio Bordón, actual embajador en Chile. Luego se firmaron los tratados con Chile para su pavimentación. En 1996 ambos gobiernos asumieron el compromiso de avanzar con la obra; particular impulso recibió durante la gestión del gobernador Arturo Lafalla (1995-1999). Muchas visitas hicimos entonces al terreno. Desde la Universidad Nacional de Cuyo, el decano Carlos Finochio impulsó la publicación del libro “Sistema Pehuenche: frontera, sociedad y caminos en los Andes Centrales chileno argentinos (1656-1997)”, junto con el Gobierno de Mendoza. Se cumplen ahora veinte años de la publicación de ese libro. Se puede ver una síntesis haciendo clic aquí.

En la campaña electoral de 1999, los candidatos Fernando De la Rúa (a presidente) y Roberto Iglesias (a gobernador), se comprometieron formalmente a terminar este proyecto. Así lo asumieron en un acto público con las máximas autoridades chilenas (incluyendo al estadista Ricardo Lagos). Sin embargo, una vez en los cargos, la iniciativa fue abandonada. Entonces escribí una columna muy dura contra De la Rúa e Iglesias, titulada “Show mediático y deshonor provincial” (no recuerdo si salió en Los Andes o en el Diario UNO). Desenmascaré allí el doble discurso de estos políticos, al prometer algo en campaña, y anularlo completamente en el poder. También critiqué muy duramente, en ese artículo, al entonces ministro de Obras Públicas, Julio Cobos. El presidente de la Cámara de Diputados de la legislatura de Mendoza, publicó una nota de opinión muy dura contra nosotros por aquella férrea defensa del Pehuenche.

Todo esto fue parte del anecdotario de esta lucha de más de medio siglo, donde siempre prevalecía el interés del centro por sobre los abandonados departamentos de la periferia. Casi nadie entendía entonces el discurso de la necesidad del desarrollo armónico de la provincia de Mendoza, de pensar en los departamentos y de abordar los corredores bioceánicos como motores de desarrollo socioeconómico. Afortunadamente, esta tarea se acaba de terminar. Y tenemos números alentadores, que coronan el esfuerzo realizado. Vaya nuestro reconocimiento a todos los que lucharon durante 60 años. Y al actual gobierno, que logró, por fin, terminar la obra.

Solo queda invitar a los mendocinos del Gran Mendoza, a animarse a recorrer esta hermosa ruta, y gozar del viaje con sus bellezas imponentes.

Pablo Lacoste
Universidad de Santiago de Chile
[email protected]

Fuente: www.mdzol.com