Todas las Naciones de la tierra aglutinadas en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) mediante Resolución A/64/432 proclamaron a 2012 como año internacional de las Cooperativas.
Semejante esclarecimiento internacional sobre la alcurnia de fraternidad propia de la Cooperación Libre en la Sociedad Civil se corresponde básica y liminarmente con el rol cooperativo para el secular desarrollo socioeconómico de los pueblos de la tierra incluyendo la reducción personal del analfabetismo, del hambre, del desempleo como aportes centrales a la integración social, al desarrollo humano rural-urbano y al bienestar general.
Esta Resolución de la ONU reconoce así al modelo cooperativo como un importante factor de desarrollo social y económico que promueve la más alta participación posible en el desarrollo socioeconómico de las personas en los países desarrollados y en vías de desarrollo, así como que las cooperativas contribuyen a mitigar y/o erradicar la pobreza.
Los emprendimientos cooperativos han producido ya alrededor de 100 millones de empleos en todo el planeta, señaló Donald Lee, jefe de la Oficina de Perspectiva Social, Área especifica para la Política Social y el Desarrollo de la ONU.
Además, subrayó que las cooperativas están centradas en la gente. Potencian a sus miembros para mejorar sus condiciones de vida a través de la búsqueda de actividades y ocupaciones laboralmente dignas y económicamente duraderas.
Se espera que con el lanzamiento formal del Año Internacional de las Cooperativas en la Asamblea General de la ONU en el mes de octubre próximo, asistamos a la apertura de una discusión y concientización mejor sobre las mismas entre los 192 estados miembros del foro mundial.
Respecto de la agenda socioeconómica de la ONU y con especial relación hacia los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, las cooperativas permiten a las personas con recursos limitados expandir su participación en beneficio de las actividades económicas productivas y de servicios Vg., generando múltiples y diversas “ventanas de oportunidades” para aquellos que poseen ciertas habilidades pero que carecen del conocimiento y/o de la tecnología o de las redes sociales y/o de las escalas apropiadas y necesarias para una solidaria influencia personal en el desarrollo económico local, regional, nacional e internacional.
Así pues, lo que diferencia este modelo de otros es que todas las cooperativas, ya sean de pequeños agricultores, de trabajo asociado, una gran cooperativa de consumo o millares a cargo de la prestación y suministro de servicios públicos esenciales, y más, comparten los valores del esfuerzo propio, de la reciprocidad, de la democracia, de la solidaridad, la equidad, la autogestión e interés por la comunidad creando, recreando e incrementando desde esa plataforma ética, actividades económicas solidariamente convergentes capaces de ofrecer más bienestar con menor costo y más ahorro en oposición a la maximización de beneficios en provecho de unos pocos y perjuicio de muchos, algo característico y peculiar de “ciertas actividades económicas remercantilizadas sin regulación, moderación, control ni sanción ninguna”.
Finalmente nuestra mejor contribución será proponer una vez más que, junto a la empresa privada, orientada al beneficio, y los diferentes tipos de empresa pública, propiciemos mancomunadamente las condiciones necesarias para el establecimiento y desenvolvimiento de aquellas organizaciones productivas y de servicios que persiguen fines mutualísticos y sociales complementarios como las cooperativas, una de las mejores rearticulaciones entre ética y economía ya que de ellas surgen caminos alternativos al punto que, donde éstos se implementan, están produciendo mejoras sustantivas en la vida de las personas.
Es que, cada cooperativa como verdadero `ariete´ de una economía solidaria civil -expresión propia y diferente del pensamiento, concepción y aplicación de la economía convencional-, sirve a la gente para su dignidad y satisfacción, lo que debiera de ser el objetivo final de cualquier economía, de toda empresa social y personalmente responsables, al menos, así lo ha entendido la Organización de las Naciones Unidas en su Declaración A/64/432 que celebramos en tiempo de vísperas, proposición y ágape.
Colaboración: Roberto F. Bertossi
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