¡Tenía tan mal aliento, que sus amigos
preferían que largara un flato
antes que un eructo C.B
Este irónico chiste de humor negro lo escribí hace años en circunstancias muy especiales sobre un personaje no apreciado por quienes lo llegaron a conocer.
Lamentablemente el mal aliento que fluye en muchos ámbitos político-económico me lo trajo a la memoria. ¿Cuál de las malas opciones tenemos para elegir?
La ciudadanía se siente desalentada por una campaña electoral en donde los discursos fatuos esconden la carencia de soluciones viables y honestas. Como ya no se puede esconder más la realidad presente se disfraza engañosamente el futuro.
El más allá... está acá, es decir que lo que vendrá depende esencialmente de lo que hagamos ahora. Si bien en muchos casos la descripción parcial de la realidad es apropiada, no se reconocen públicamente las causales que en forma acumulativa fueron generando la erosión degenerativa que nos llevó a esta situación.
Si no tomamos conciencia de los antecedentes perniciosos que estropearon el presente de varias generaciones, terminaremos perjudicando las próximas de nuestros hijos y nietos.
Pero además algunos falsos líderes repiten slogans con el mismo entusiasmo fanático de una hinchada, que vive soñando con el éxito del esfuerzo ajeno, porque quienes corren hasta quedar exhaustos son los otros.
La ausencia de claridad en planes concretos, sobre la manera en que se van a lograr hipotéticamente los objetivos levantados como banderas partidarias, quita seguridad a los electores. Más que votar descartamos.
De esta manera la votación electoral, más que una elección se convierte en una apuesta. Por ende también existe el riesgo de convertir a la Nación en un verdadero garito, en donde la trampa y la corrupción sea mafiosamente aceptada.
Sin embargo no hay tendencias absolutamente inexorables, la coyuntura puede modificar de manera apreciable las líneas de fuerza que parecen imponerse en el tiempo. La historia de la humanidad, y de las sociedades que la integraron demuestra que no todo lo negativo es eterno, así como tampoco lo positivo perdura indefinidamente. Las correcciones que se producen modifican temporalmente los distintos períodos de las sociedades.
Está en cada uno de los ciudadanos la posibilidad de aportar ejemplos positivos que ayuden a los cambios que todos deseamos. También esos mismos ciudadanos son los que deben despreciar a quienes actúan negativamente en sus respectivos entornos.
Lamentablemente el tiempo nos dio la razón cuando en estas mismas columnas, muchos años atrás, preanunciábamos esta tonta decadencia social. Nuestros lectores habituales así lo tienen presente, y nuestros archivos fundamentan lo que decimos. Pero también hemos señalado que cada persona, cada grupo familiar, cada sector, puede ir cambiando metódicamente su entorno, con esfuerzo inteligente.
Debemos dejar a un lado la dependencia hacia los shows políticos, haciendo valer el derecho constitucional para que permanentemente quienes son mandatarios, nos rindan cuenta de manera constante y pública de su quehacer cotidiano.
Ya es hora de que los expedientes burocráticos dejen de ser reservados y tengan fácil acceso ciudadano vía Internet. No se puede crecer y avanzar rápidamente en la penumbra, o en la oscuridad. La trampa no es fácil si la vigilancia es sincera. La tolerancia a la corrupción termina perjudicando a todos sin excepción.
Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero n° 833, del 16 de abril de 2003 |