Los Premios ARQ, que llevan adelante en forma conjunta ARQ (Clarín, Diario de Arquitectura) y FADEA (Federación Argentina de Entidades de Arquitectos), buscan distinguir la mejor arquitectura argentina de los últimos tiempos.
La intención es reconocer con un genuino espíritu federal a los autores y reconocer las cualidades de los proyectos galardonados, a fin de transmitir la experiencia para futuras realizaciones.
En este sentido, la convocatoria del concurso fue un éxito.
En total, se presentaron 431 obras y, luego de la preselección, quedaron 316 que cumplieron con los requisitos para competir en el certamen.
Este premio presentado por el estudio de arquitectura pampeano, es el reconocimiento nacional de ser catalogado como mejor obra de arquitectura de los últimos tiempos.
Hacia el premio nacional
Los Premios ARQ están organizados en ocho capítulos y una gran final. En cada capítulo compiten las obras construidas en los últimos 5 años en cada una de las siguientes regiones del país: 1) Provincia de Buenos Aires, 2) Capital Federal, 3) Córdoba, 4) Santa Fe, 5) Región Sur, 6) Región Nuevo Cuyo, 7) Región Noreste, 8) Región Noroeste.
Para la primera etapa, el jurado estuvo integrado por los arquitectos Mariano Clusellas (por los concursantes), Yamina Ciccero (Santa Fe), Clara Ben Altabef (NOA), Rubén Walter Nielson (Nuevo Cuyo), Laura Perilli (Sur), todos ellos en representación de FADEA, y Berto Montaner y Miguel Jurado, por ARQ.
De cada región saldrán las obras que competirán en la final. Por cada una se elegirán premios y menciones en tres categorías: escala menor (hasta 600 m2), escala mediana (hasta 6.000 m2) y escala grande (más de 6.000 m2). Los premios serán entregados en actos públicos que se celebrarán, en las ciudades más representativas de cada zona.
El último acto de esta iniciativa, será la entrega del Gran Premio Nacional ARQ, en coincidencia con la celebración de un nuevo aniversario del suplemento. Esta distinción será decidida por un jurado de notables que se constituirá especialmente.
Entrega de premios
El martes 27 de septiembre, se realizó la entrega de premios correspondientes a la Región Sur del Concurso Nacional ARQ 2011. El acto se realizó en la sede neuquina del Museo Nacional de Bellas Artes, en Mitre 400 de la ciudad de Neuquen.
En la categoría escala media, perteneciente a construcciones de entre 600 y 6.000 cuadrados, el primer premio fue otorgado al proyecto “Edificio Vialidad Nacional Distrito XXI” de La Pampa, presentado por el estudio Tueros-Morán Arquitectos Asociados, de Santa Rosa La Pampa. El segundo lugar, fue para la obra “Oficinas y Talleres EDVSA”, ubicada en el Parque Industrial de Neuquén, del estudio M2G, y el tercer puesto lo ganó “Casa S”, de Altric-Galíndez.
Todos los discursos de las autoridades presentes en el acto coincidieron en reclamar el máximo esfuerzo para que esta experiencia se repita y tenga continuidad. El presidente del Colegio de Arquitectos de Neuquén, Eduardo Matkovich, resaltó la calidad de los trabajos presentados, mientras que Herman Diamantes, presidente del Colegio de Arquitectos de Río Negro, destacó que el certamen permite expresar el “federalismo de nuestra producción”.
Fotografía aérea del Edificio y zona.
Memoria Descriptiva
La Arquitectura, como disciplina de diseño, en la concepción de cada edificio, debe comprender su circunstancia, única e irrepetible, dada por el sitio, el clima, las construcciones vecinas, el entorno, los recursos, la tecnología disponible, los medios, el momento y responder en consecuencia.
El compromiso con un Arquitectura racional, rigurosa y perdurable, no atada a estereotipos de modas pasajeras y comprometida con sus circunstancias, mas la necesidad de encontrar un carácter, una identidad distintiva que identifiquen el edificio con su importancia institucional, originó un edificio de clara implantación, un PRISMA SIMPLE, suelto en el terreno, una PLANTA LIBRE, modulada, de gran flexibilidad.
El edificio se resuelve en Planta Baja, dos plantas de oficinas y un subsuelo de cocheras, respetando un único criterio funcional, agrupando áreas servidas y de servicio.
Esta separación de sectores duros y sectores blandos, genera plantas libres de oficinas sin núcleos húmedos, facilitando el armado funcional y simplificando el mantenimiento edilicio.
Las plantas alargadas, tienen su centro desplazado, en un punto inaccesible pero ineludible, alrededor del cual se circula y se ordenan, escaleras, ascensores y servicios. El patio interior, a cielo abierto, de carácter estático y contemplativo, unifica espacialmente el edificio, introduciendo una porción de parque a su interior y facilita la lectura inmediata de la totalidad del edificio. Su forma cónica resulta un aporte decisivo en su voluntad unificadora, mejorando la iluminación y ventilación del espacio interior.
En un ordenamiento funcional, se estratifica el edificio en altura, en función de paquetes funcionales de superficies equivalentes y del flujo de acceso público.
Se diferencian las circulaciones públicas de las privadas, apoyadas por el patio central, a modo de hall receptor de cada planta.
En Planta Baja, los accesos principales y de servicio, convergen en el Hall de acceso, que se integra con el S.U.M., para el caso de exposiciones o eventos especiales, por su posibilidad de apertura total.
La biblioteca y el archivo, resueltos tras un muro ciego, integran las viviendas con el edificio, otorgándole a este un sólido basamento.
El edificio abre francamente al este y al norte, buscando las orientaciones más favorables de iluminación y ventilación, controladas por un sistema de parasoles horizontales y verticales relacionados al módulo estructural del edificio, enriqueciendo su fachada con un ritmo de contrastes de luces y sombras.
El agresivo sol del oeste de estas latitudes, es controlado por un muro con alto predominio de masa, evitando ganancias de calor. De esta manera el edificio responde con una imagen Contemporánea, al uso racional de la energía.
Esta búsqueda contrasta con la monótona regularidad del curtain-wall, que indiferente a su circunstancia, (condiciones urbanas, climáticas, tecnológicas y particulares del encargo), solo se declararan solidarios con su entorno, por su condición reflejante.
El resultado es una propuesta clara, sólida, amena, de fuerte imagen institucional, que responde seriamente pero sin solemnidad, al programa y al sitio, logrando potenciar las relaciones del edificio con su entorno, generando un lugar de referencia.
El edificio de Vialidad Nacional, surgido de un Concurso organizado por la Asociación de Arquitectos de La Pampa, con el auspicio de la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), se ha transformado en uno de nuevos íconos arquitectónicos de nuestra ciudad y ha recibido a través de este premio el reconocimiento nacional de ser catalogado como mejor obra de arquitectura de los últimos tiempos.
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