Los últimos años refrescaron la reflexión positiva en el nuevo país, posible. Entre otras cosas, muchos “destinos turísticos” se han dado cuenta de que los viajeros son diferentes a los de los años setenta, ochenta y noventa y numerosos espacios o productos emergentes se están convirtiendo en frescos destinos (ver caso San Pedro-Bue) por adaptarse en complementariedades de ofertas, que los hacen activos y convocantes. El momento de éxito no nos debe llevar al mal de la opulencia y de la autocomplacencia, ya que la competencia será mayor en este mundo que seguirá acortando distancias y las amenazas competitivas, por ello, serán crecientes.
Ya no se discute en el sector turístico la premisa de que lo que se vende son los productos turísticos, (atractivos más servicios), de allí que los municipios, que no tienen atractivos convocantes, deben inteligentemente, acercarlos a los viajeros. La denominación existente en el Diccionario de la lengua española, de integración territorial: “Comarca” Unidad menor del planeamiento. (Consagrada a lo largo de toda Europa), como la integración de varios municipios, que comparten una homogeneidad de geografía o producción. O de los “Corredores Turísticos”, verdaderas estructuras del gran edificio regional. Procuraremos desde lo sectorial así, mejorar ciertas ópticas asociativas, o culturas, acompañando también los espacios que contienen realidades productivas o los “productos naturales homogéneos territoriales”.
Para los temas de la producción, la recreación y de la convocatoria para la llegada de turistas, -entre otros factores- la autoridad de un solo municipio no alcanza. De allí que el armado de las propuestas o de las estrategias y tácticas para multiplicar la disponibilidad de aportes culturales, viviendas, servicios de salud, de estudios o de calidad de vida o en turismo de cómo atraer los clientes y retenerlos, se convirtió en una responsabilidad asociativa, interjurisdiccional.
Existe en las ciencias sociales una fuerte tradición en pensar el espacio en su relación inmediata con el medio físico, con el territorio. La evolución de la geografía por ejemplo, la escuela de Ratzel (padre de la geopolítica, desde el 1900) entre otras, es pródiga en ejemplos de esa naturaleza. Sin embargo, incluso cuando nos apartamos del determinismo geográfico, la idea de territorio, identificado con los límites de su materialidad homogénea, es conducente a las mejores consecuencias.
La República Argentina, subdividida con ejidos municipales “urbanos” (sin territorio que involucre atractivos naturales) fuera de los ejidos municipales con una figura “desactualizada” de departamentos o partidos geográficos-políticos, por los preconceptos incorporados, ha dado más perjuicios que beneficios a la mayor parte de las ciudades y provincias argentinas, así subdivididas. Lo comentamos en foros turísticos del País, que si hoy, unimos secuencialmente, lo que nos conduce a los atractivos “muy fuertes, convocantes y relevantes” de cada región turística, como es el caso: “Patagonia de los Lagos (de Aluminé a Río Pico)”; el Triángulo: Valdés-Glaciares-Canales Fueguinos; “Eje del NOA, “Camino del Inca”(Tuc-Salta-Jujuy); MERCOSUR: “Pantanal del Iberá al Pantanal de Brasil”; en el Litoral: pesca calificada de río; o yendo a las Cataratas del Iguazú, el “Patrimonio Mundial Consagrado”, acelera el ritmo de crecimiento del todo y de las partes. Recordemos que el hombre, que vivía hasta hace medio Siglo atrás basado en el traslado peatonal (6 Km. por hora), desde la consolidación y popularización del automóvil, amplió como -homus mecánicas- su espacio cotidiano de vida a un radio no menor de 120 Km. (disfrutando para lo común del trabajo o lo recreativo, cubriendo la jurisdicción de varios municipios).
Es fácil hoy llegar a la conclusión que, para los temas de la producción, la recreación y de la convocatoria para la llegada de turistas,-entre otros factores- la autoridad de un solo municipio no alcanza. De allí que el armado de las propuestas o de las estrategias y tácticas para multiplicar la disponibilidad de aportes culturales, viviendas, servicios de salud, de estudios o de calidad de vida o en turismo de cómo atraer los clientes y retenerlos, se convirtió en una responsabilidad asociativa, interjurisdiccional. Hoy si la autoridad de una ciudad excede en la inversión o estrategias de comunicación y marketing, la venta lógica de sus camas y servicios, beneficiando al pueblo cercano, en alguna medida está malversando, ya que si comparte los beneficios, debe tener la habilidad de compartir las inversiones que financian la convocatoria, de allí el surgimiento de la integración comarcal, o por corredores turísticos o productivos no sólo por las geografías homogéneas que hacen compartir los productos de la naturaleza, sino que también, para demostrar, la cualidad de buenos, e inteligentes administradores.
Las nuevas situaciones, de transparentes y eficientes administradores, de asociatividad creciente, también en respuestas sociales, nos obligan a incorporar nuevos conceptos integradores de estrategias y espacios territoriales.
Los recursos presupuestarios de los períodos de bienestar o los pocos de las crisis, no admiten más caprichos localistas, actitudes contra natura, ni las negaciones de los vecinos elegidos, por encima de todo el poder político o sectorial. Como última reflexión, “Einstein”, sostenía que es más fácil dividir un átomo que romper un preconcepto. De allí que una vez más no se debe jugar caprichosamente con el futuro de nuestros pueblo, aferrándose al pasado por el interés, cuasi inmobiliarios de unos pocos...
Colaboración: Antonio Torrejón
Asesor Honorario del Ministerio de Turismo de la Nación
atorrejon (arroba) turismo.gov.ar
torrejon2010 (arroba) gmail.com
|