La actividad del sector del Transporte tiene múltiples facetas, pero quizá la más atractiva siempre ha sido la del clásico «Camionero», ese paladín de las rutas del que el comun de la gente cree saber mucho y en realidad es poco lo que se conoce.
Rutina laboral
La rutina laboral en sí, exige soportar un ritmo de vida extenuante, que implica estar varias horas seguidas manejando bajo climas adversos o, en muchos casos, soportando problemas físicos por el continuo trajinar. Los automovilistas que no son habitués de las rutas, ven al camionero como un elemento peligroso o poco confiable, pero el viajero experimentado sabe que elllos son en muchos casos, los guardianes de las rutas allí donde no hay la más mínima infraestructura de servicios.
La hora de la mentira
Los encuentros en las horas de descanso -en torno a un asado a la vera del camino-, son veladas memorables, donde las proezas individuales se agrandan en tamaños increíbles, ya sea con mujeres, viajes, problemas mecánicos o aventuras en la ruta. Y las mujeres especialmente, en este oficio son siempre un tema recurrente, es que la soledad y quince o veinte días de gira casi sin descanso le bajan la guardia a cualquiera. Muchos, los que pueden, viajan con la esposa e inclusive con los chicos en el receso escolar, pero el laburo es duro y no es para cualquiera.
Un laburo que exige oficio
Y eso que ahora ya no es como antes, que los camiones eran pesadísimos y para moverlos primero había que domarlos.
Los camiones de hoy en día tienen direcciones más manejables, frenos efectivos, aire acondicionado, calefacción, parece que estuvieras manejando un coche último modelo; no obstante, es un laburo que exige oficio, que en muchos casos viene de cuna y en otros surge como una variante posible que funcionó. Más de una vez los nuevos camioneros no respetan los códigos de la ruta y terminan desacreditando una actividad tan noble.
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