La credulidad, crónica o circunstancial, puede llevar a generar situaciones de debilidad en una sociedad o en las personas. Esa incapacidad que disminuye el nivel de autodefensa que todos tenemos, nos puede llevar a circunstancias ridículas o riesgosas.
El aumento de los niveles de credulidad genera simultáneamente el incremento de los que trabajan como falsarios. en la medida en que desarrollemos nuestras autodefensas que permitan descartar rápidamente lo que es increíble, pagaremos una prima menor en nuestro seguro de subsistencia. No existe ninguna compañía en el mundo que extienda una póliza para asegurar contra el fraude; si existiera seguro que esa empresa sería un nuevo ardid armado por aquellos que viven de la defraudación y estafa.
La gente a veces se confunde cuando busca testimonios de palabraen vez de observar los testimonios de vida. Los testimonios de palabra pueden venir muy bien empaquetados como una caja de regalos, pero por dentro ese envase puede estar vacío. Son compromisos de hacer que generalmente ocultan situaciones anteriores no meritorias.
En cambio los testimonios de vida se afirman en un pasado comprobable, en el cual pueden estar mezclados aciertos y desaciertos, pero cada uno de ellos está reflejando la escala de valores con que actúa cada persona.
No hay duda que los medios de comunicación maliciosamente conducidos pueden emparchar o ensuciar conductas, pero esos medios, o sus conductores, pierden credibilidad en el tiempo, porque su público, lector o televidente, termina juzgando a quienes pretenden desorientarlos.
Las dobles personalidades, muchas veces esconden dobleces en el pensar y en el hacer. En el curriculum vitae, que cada individuo va armando, no figura normalmente los fracasos, salvo que estos estén reflejados en sus prontuarios. Aun así todos sabemos que existen mecanismos tramposos para maquillar sujetos, estilo lifting. En estos casos los cirujanos plásticos se llaman relacionistas públicos, lobbistas o gestores, quienes estiran o rellenan las marcas o cicatrices que dejan los fraudes
Ser creíble en un mundo increíble, es una distinción que nos puede llenar de orgullo en la medida en que quienes nos reconocen no son personajes crédulos, sino individuos con un humano nivel de exigencia. Los avales políticos no pueden ser dados masivamente, convirtiendo a cada ciudadano en deudor solidario de quienes se postulan como dirigentes. Es a la inversa que debemos hacer las cosas: son los dirigentes y todo su equipo los que deben responder por sus inconductas, y no toda una Nación, que ya ha sido muchas veces defraudada.
No debemos aceptar como única alternativa ser los confiados que han sido abusados por los confianzudos. En el primer caso la credulidad no es un mérito, en segundo caso debemos eyectar a los confianzudos que han roto las reglas de una armónica convivencia social.
De chicos nos han mostrado los diferentes palacios en donde están las sedes de los tres poderes que gobiernan el país. Lamentablemente esa arquitectura oculta parcialmente un conventillo político social, en el cual el hacinamiento de personajes marca un desarrollo cultural de bajo nivel. En tantos años de desgaste la irresponsabilidad de muchos de sus ocupantes desvalorizó a los edificios que los contenían
En la grave emergencia nacional algunos juegan con humor negro al teléfono equivocado: en vez de llamar al médico, se comunican con la funeraria
Carlos Besanson
Conceptos ya publicados en el Diario del Viajero 791 del 26 de junio de 2002 |