Algunos afirman que, para actuar en política hay que poner una gran capacidad actoral. Desde ya, en el mundo del espectáculo es importante tener la ductibilidad como para desempeñar distintos roles y lograr de esta manera un pleno empleo.
Esa sensibilidad para participar, tanto en una comedia, un drama o una parodia, facilita el acceso, o la permanencia en el estrellato, aunque no todos los libretos sean apropiados, o la puesta en escena resulte correcta.
Los distintos sectores de la sociedad, que en cierto momento son convocados como espectadores que observan el escenario, al final de cada acto, o de cada obra, pueden tener distintas sensaciones, que van desde la pérdida del tiempo, o el del gasto habido, o el de un falso mensaje inadmisible; o todo lo contrario el aprecio del trabajo efectuado por todos los responsables de la obra exhibida
El bajo nivel de asistencia y participación de un público convocado, puede estar condicionado por la no credibilidad de quienes actúan, o son responsables del contenido de los dichos y hechos que se representan en el escenario.
Los furcios en la dicción pueden afectar el entendimiento de los mensajes teatrales. Las contradicciones en el libreto, terminan desorientando a un público que concurrió ansioso, y puede terminar fastidiado por la incoherencia de los textos. Así también en política, los ciudadanos pueden sentirse defraudados por el desproporcionado costo de una entrada, y por el inesperado precio de una salida no imaginada.
Muchos autores tienen una gran capacidad para escribir cosas lindas, pero no tienen mensajes claros o positivos, y por lo tanto sus obras no orientan a quienes buscan referentes. A veces da la sensación de que son como esos buscas que dicen muchas cosas para quitarle algo a los demás, sea esto dinero, esperanzas o tiempo.
En el lenguaje común se identifican como sinónimos los conceptos de estafa y defraudación, sin embargo en el lenguaje jurídico se señala la diferencia, por la cual, en la estafa existe el dolo desde el comienzo de la operatoria delictiva. Puede llegar a ser importante, que el ciudadano que percibe la sensación de engaño, averigue o conozca si hubo dolo inicial, o posterior en el fraudulento compromiso político de ciertos funcionarios; pero es mucho más importante el cese inmediato de las maniobras perjudiciales para la sociedad, mientras se busca la sanción posterior a los implicados.
No todas las ideas son ideales, no todos los ideales tienen buenas ideas. Saber qué es lo viable en cada situación, como para alcanzar dignos objetivos realizables y permita una lógica economía de esfuerzos, que preserva la identidad y la esperanza.
Aunque parezca una contradicción, si somos realistas podremos vivir en una democracia integral. Es muy difícil crecer armónicamente sin objetivos, pero también lo es vivir engañado constantemente La perseverancia en el error puede llevarnos a un comportamiento grotesco
Carlos Besanson
Conceptos ya publicados en el Diario del Viajero n° 745 del 8 de agosto de 2001 |