Así como el ser humano no puede alimentarse de fantasmas, ni física ni espiritualmente, tampoco las naciones pueden crecer en base a fantasías
La solidez de las personas, de las empresas y de los países, no depende tanto del tamaño de ellas, sino de la proporcionalidad que tengan ciertos factores fundamentales, que se relacionan con el medio ambiente, el mercado, o el grado de independencia políticoeconómica, según el tipo de caso examinado.
Alguna vez he señalado que el asesinato de un individuo cuyo nacimiento no fue debidamente registrado, igual constituye un homicidio. Pero ¿cómo se considera el caso de una persona que no tiene oportunidad real de recibir una educación básica, una alimentación sustentable, un cuidado de la salud elemental, y opciones laborales proporcionadas? ¿sufre de lesiones leves o graves?
Los disparatadamente altos índices actuales de desocupación superan ampliamente el 9% que es el tope de lo que se considera mundialmente un nivel no crítico.
La existencia de microemprendimientos debe ser debidamente protegida, porque genera fuentes de trabajo que hacen que la desocupación baje. Si la burocracia estatal obliga a instalar una burocracia particular, estamos asfixiando una opción que podría ser operativamente posible.
Esto no implica la aceptación de lo que se denomina trabajo en negro, sino la simplificación, en tiempo y papeles, de todo trámite de iniciación y mantenimiento de la actividad laboral por cuenta propia, o por cuenta de terceros.
Es necesario que los pequeños emprendimientos no tengan costos administrativos innecesarios al liquidar correctamente sus impuestos y contribuciones.
La salud económica de todos ayuda al equilibrio emocional de casi todos.
El crecimiento real hace que los fantasmas no tengan vigencia reconocida.
Muchos dirigentes utilizan a un periodismo que se convierte en inauténticos animadores de shows que manejan dimes y diretes, y secretos y trascendidos que confunden sin orientar. Es equiparar el chimento con la información que orienta.
En el fondo, es la pérdida de la escala de valores que todos necesitamos para poder
convivir en sociedad.
La salud económica de un pueblo realimenta y potencia los otros factores que hacen al nivel de vida de una nación. Pero todo lo que hace a la inseguridad de metas y pautas lleva a una parálisis operativa que ayuda a permanecer en un círculo vicioso.
Sin salud mental es difícil la salud económica. Las decisiones arbitrarias afectan profundamente la concreción de soluciones lógicas y no tan costosas. Recuperar la salud económica es más viable sin corrupción tolerada ni connivencia de testigos silenciosos. La honesta inteligencia aplicada cotidianamente produce a largo plazo muchos mejores resultados que la viveza criolla de algunos.
En muchos delitos hay entregadores que facilitan la información al delincuente.
Los abusos económicos también tienen sus entregadores. Tenemos que aprender a sancionar rápidamente esa complicidad nefasta para toda la sociedad. Pero también estemos alerta ante los descuidistas que aprovechan y lucran con los ciudadanos desatentos.
Debemos educar para pensar inteligentemente y hacer con eficacia, dentro de un contexto naturalmente ético.
Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero n° 851 del 20 de agosto de 2003 |