Si perdemos la capacidad de autocrítica, perdemos el tiempo.
Si perdemos el tiempo perderemos a nuestros hijos y nietos.
La mala praxis tolerada genera inseguridad y estropea la búsqueda de soluciones
Hace falta que las leyes sean justas lo mismo que su aplicación e interpretación
Porque me siento consecuente con mis ideas repito lo que ya dije.
Carlos Besanson
Cuando la lógica humana genera contradicciones constantes, impera la filosofía del absurdo, y las consecuencias evidencian la ineficiencia de quienes las aplican.
La mediocridad, aunque se disimule, es la mayor discapacidad. La incongruencia entre la toma de decisión y la manera de ejecutarla lleva a resultados no queridos, en donde el fracaso hace confundir, y por lo tanto mezclar, los que son objetivos con estrategias y tácticas. En otras palabras el corto plazo frustrado conduce a la desorientación en materia de metas viables.
Hace un tiempo escribí un artículo periodístico para una institución que agrupa a empresarios colegas en medios de comunicación, que me gustaría compartir con ustedes. En síntesis en el mismo manifestaba que:
No hay libertad de prensa si no existen múltiples opciones en la comunicación, y para ello el manejo adecuado de los costos hace posible esa idea.
Siempre repito públicamente que muchos empresarios no saben manejar costos. Sus puntos de referencia son los precios, fijados de acuerdo a los que determinan los competidores, pero sin saber a priori con exactitud, si los mismos cubren su parte operativa.
Es también importante saber discernir la diferencia entre producción y productividad, porque a través de estos conceptos se logra la tan necesaria eficiencia para sobrevivir y crecer metódicamente
Uno de los errores habituales en muchos empresarios es diseñar valiosos envases para contenidos que no tienen el mismo nivel de calidad. Por lo tanto, la desproporción de valores entre el contenido y el continente hace que, en las crisis prolongadas, los usuarios-consumidores se vean obligados a renunciar a un consumo masivo de este tipo de adquisición.
Este concepto también es aplicable a los medios de comunicación. La permanencia en el mercado, en momentos de escasez económica, no está dada por el gravoso peso en gramos de una publicación, su envase, sino por la calidad real que le otorga el lectoral contenido del mensaje de sus páginas
La crisis recesiva actual, que de ninguna manera debió sorprender a un periodismo atento y alerta, obliga a la responsabilidad de tratar de ser emergentes orientadores en el orden social. Cuando en nuestra actividad hablamos de docencia masiva, la misma no está referida exclusivamente a lo que decimos como periodistas, sino también a lo que hacemos como conductores de nuestras empresas de comunicación.
Nuestros lectores nos respetarán más si observan que nuestra actividad es eficiente y que sus resultados son eficaces. La eficacia y eficiencia son parámetros importantes para medir la validez de las premoniciones y de las acciones.
Es nuestro deber mantener la supervivencia del lector y simultáneamente convertir en anticuerpos los restos de infecciosos males que ha sufrido la sociedad, para evitar futuras recaídas o repeticiones.
En estos momentos dramáticos, la velocidad de reacción de la ciudadanía impide volver a los lentos mensajes, mediante volutas de humo, que antaño ciertos grupos han usado
Ser comunicadores no es suficiente, si no le agregamos a nuestros mensajes responsabilidad, oportunidad y solidaridad, de manera entendible para aquellos que reciben la información. Saber iluminar el escenario requiere la capacidad para no encandilar al público que lo observa
No matar el mensajero, es uno de los axiomas que siempre defendemos en aras de la libertad de expresión, y de la libertad de acceso a la información. Pero el mensaje debe llegar a tiempo, sin desviaciones, y con la claridad suficiente para evitar la confusión en quien lo recibe
La tensa hora de cierre, que todos vivimos intensamente como periodistas, no debe convertirse jamás en el día de cierre de nuestro emprendimiento periodístico.
C.B
Conceptos ya publicados en el Diario del Viajero n° 807 del 16 de octubre de 2002 |