No hay desarrollo económico y social sin educación adecuada. Puede ser sencillo imaginar la llegada del hombre a la Luna, pero la capacidad de concreción depende de muchos factores que requieren la concentración de objetivos, medios y avances tecnológicos, en la enorme variedad de elementos científicos que convergen en la realización de esa aspiración. De la misma manera, pensar en desiderátum de crecimiento en estándar de vida de una población es un mero juego no inteligente si no se tienen en cuenta las realidades que nos rodean, y dentro de ellas también el menor o mayor conocimiento general y aceptación de dichas realidades.
La aspiración de todo ser humano a la felicidad está definida y circunscripta por su filosofía de vida. Por lo tanto no necesariamente el mayor desarrollo económico hace a una mayor felicidad, pero sí hace a una menor cantidad de molestias que ayudan a la idea de infelicidad e injusticia.El concepto de informalidad del subdesarrollo nos lleva a incumplimientos en los tiempos y calidades de entrega de productos y servicios, a sueldos y cuentas morosas, a costos innecesarios, a burocracia absurda, a envíos que no parten y a trenes y ómnibus que no llegan.
Nadie discute ya el concepto genérico de educación permanente, ¿pero cuáles son los parámetros en donde debemos movernos para recibir y dar esa educación constante? ¿Cuáles son las opciones que todos tenemos para elegir los temas que consideramos conveniente conocer y quiénes son los auténticos maestros sobre esos puntos? Se habla de la educación a distancia como una de las metodologías para recibir instrucción complementaria, pero ¿a qué distancia estamos de la verdadera educación que nos es útil como individuos debidamente formados para la vida libre en sociedad? Porque la convivencia en sociedad no implica la pérdida del sentido de libertad individual, sino la adquisición y práctica del sentido pleno de responsabilidad social.
Si aceptamos ese concepto de educación constante como un objetivo válido para la gran mayoría de los componentes de una sociedad moderna, la formación no puede cesar cuando el individuo se jubila o cuando desaparece circunstancialmente del mercado laboral. Ese individuo sigue estando en la sociedad como ciudadano, integrante de algún grupo familiar, y como consumidor. La percepción sistemática de mensajes educativos ayuda a una mejor participación positiva en cada uno de los sectores en que actúa una persona. Si los funcionarios que ocupan puestos dentro del Estado no están debidamente educados para el servicio público, mal pueden pensar en la educación de toda una comunidad, porque finalmente nos llevarán al plano de la medianía en el cual ellos pueden descollar. Solamente gobernantes con sentido de estadistas pueden reconocer que el crecimiento social actual depende exclusivamente de la educación ya recibida. Los planes para el futuro son como cosechas sin sembradíos,meras especulaciones o ensoñaciones.
Los medios de comunicación masiva pueden ayudar a ese desarrollo en la medida que acepten que además de vender noticias deben aprender, ellos también, a vender ideas. Más que la sola información del suicidio de alguien convendría explicar por qué hay tantos millones de habitantes que no nos suicidamos. Más que la sumatoria de hechos delictivos cotidianos, expliquemos cómo ganarnos la vida decentemente para orgullo de nuestras familias. Más que el negocio de llamar la atención a través de las marchas y contramarchas de los ricos y famosos, mostremos la alegría de vivir de ciudadanos que no necesitan del escándalo y la droga para ser felices. Sólo así los medios de comunicación masiva van a ser sociales y útiles en la educación constante.

Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero nº 429 del 19 de julio de 1995