El silencio no ayuda a la comprensión de los problemas. El ruido no favorece el diálogo. Hablamos mucho de nuestros derechos pero no siempre respetamos los derechos ajenos. Lamentablemente hasta que no aprendamos a discernir, que la sumatoria de pequeños matices configuran grandes diferencias finales, los diagnósticos que podamos realizar implican tratamientos incompletos, y por lo tanto ineficaces.
Estamos rodeados de anécdotas inconsistentes, y no de buenos ejemplos orientadores. El desparpajo, la desvergüenza, el descaro y la procacidad, mostrados masivamente sin mensajes coherentes que ayuden docentemente, sólo sirven para uniformar hacia abajo a muchos de nuestros contemporáneos.
La desvergüenza en defender o practicar acciones vituperables, el alarde que se hace de la deshonestidad, propia o ajena, implica la pérdida de ciertos valores que son imprescindibles para que el ser humano pueda vivir en sociedad pacíficamente.
El crucigrama político se ha transformado en un juego de palabras cruzadas con muchas faltas, no sólo ortográficas sino también conceptuales.
Considero que la visible crisis económica que nos apabulla a todos, sólo puede cesar si se corrige rápidamente la crisis ética que muchos ocultan miserablemente. Hemos cambiado en forma tal, que nuestros hechos niegan nuestros dichos
El efecto Tango nos está haciendo bailar con todos los cortes y quebradas que implican los pasos de danza. Una prolongada crisis como ésta afecta a muchos, incluso a los que están fuera de nuestras fronteras. Pero no debemos olvidar que cíclicamente se están dando crisis semejantes, aunque en una graduación menor, en países del primer mundo, en donde la especulación financiera ha mostrado grados de corrupción que terminan dañando a sus respectivas sociedades.
El descubrimiento de malos asientos contables en empresas que en su momento aglutinaron grandes aportes de fondos de inversión, entidades financieras y de seguros, ha hecho que se constate, también en el mundo económicamente desarrollado, altos grados de corrupción, y de una especulación fundada en fraudes e injusticias.
Las escandalosas revelaciones, sobre manipulaciones en los asientos contables de empresas que cotizan en las bolsas de diferentes países, evidencian de qué manera quienes tienen la obligación de auditar los balances, participan de los engaños destinados a las especulaciones, que surgen de las alzas y bajas que son consecuencia de la forma de pintar los resultados.
La historia universal, y el presente que vivimos, nos muestra claramente cómo el ser humano termina pagando caro sus flaquezas, propias y ajenas, y evidencia la reiteración de errores a través de generaciones que se alternan.
La cultura del error autojustificado impide las correcciones a tiempo, de conducta y de accionar, generalizándose inútilmente las consecuencias y perjuicios. La violencia como argumento de aquellos que se invisten de justicieros, sólo obtiene como resultado o más violencia en reciprocidad, o un miedo paralizante, que no construye, sino que erosiona.
Sin sentido de solidaridad, es difícil dar a cada uno lo que le corresponde. Sin equilibrio emocional e intelectual, el sentido de justicia es más un deseo que una realidad.Si no podemos aplicar permanentemente esos factores es difícil que se de la igualdad entre todos. De cada uno de nosotros depende que, en nuestro entorno, existan esos factores esenciales para que el hombre pueda sentirse feliz sin temor.
Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero n° 792, del 3 de julio de 2002 |