Elizabeth Rossi, secretaria ejecutiva del Consejo Provincial de la Mujer del Gobierno de La Pampa, manifestó su hondo pesar por la desaparición física de la Dra. Carmen Argibay, Ministra de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ocurrida el fin de semana que pasó. Rossi señaló que “la Dra. Argibay era la máxima referente del ejercicio de la justicia con enfoque de género. Su enorme tarea como titular de la Oficina de la Mujer, que ella misma creó en 2009 para remover los patrones culturales patriarcales, será recordada como una de las más influyentes contribuciones en la lucha por la igualdad de derechos de las mujeres en el ámbito judicial.
Como titular del Consejo Provincial de la Mujer asistí el pasado mes de marzo a una mesa redonda en la UBA denominada “Género y Derecho” organizada por el Observatorio de Género en la Justicia y el Centro de Formación Judicial dirigido por la especialista Diana Maffía, donde la Dra. Carmen Argibay ofreció una charla en la que, entre otras cosas, reivindicó la tarea de la Oficina de la Mujer.

Cuestionarlo todo
De baja estatura, risueña y mostrando notorias dificultades respiratorias al caminar, comenzó su alocución con una exhortación: ”hay que cuestionar todo lo que nos venían diciendo, lo que nos han metido en la cabeza durante siglos y siglos. Yo me acuerdo, cuando en mi juventud salimos a buscar el derecho, muy convencidas sobre la igualdad y me encontré con gente que nos decía:… Uds.son muy jóvenes, todavía creen en esas cosas, pero en realidad no hay nada de igualdad, las mujeres no tienen derechos, sólo obligaciones. Yo veía que una cosa era lo que me decía la Constitución y otra, el Código Civil. En realidad a las mujeres las dominaba el padre, después el marido, después el hijo, nunca podían resolver nada por si mismas, aún cuando fuera de su propia fortuna. Una lo estudiaba en la Facultad, luego lo repetía y cuando se ponía a analizarlo, se daba cuenta de las cuestiones que se oponían y que estaban totalmente tergiversadas. Aprendimos entonces -y seguimos aprendiendo- a cuestionarlo todo.”

Disintiendo con Freud
Argibay siguió hablando como si lo hiciera en una rueda de amigas, creando un clima para las confidencias y entre risas contó que: “En una videoconferencia que hice me permití llamarla Disintiendo con Freud, porque Freud nos ha convencido, o nos había convencido en todo caso, que toda esta cuestión era envidia de las mujeres al pene y saben qué?... la envidia es de los hombres hacia la facultad de las mujeres de parir, por eso los hombres quieren dominar el cuerpo de las mujeres. Yo me imagino lo que habrá sido para el hombre primitivo encontrarse con ese animal hembra que de repente paría, tenía esa facultad extraordinaria de parir y él, no, que miseria. Entonces se decidió dominar el cuerpo de las mujeres y así se termina gestando toda esta civilización que tiene que ver con dominación del cuerpo de las mujeres, por parte de los hombres desde distintos puntos de vista, en distintas situaciones, en distintas formas, entonces si no cuestionamos esas verdades absolutas que nos están contando desde hace siglos, sin ninguna duda, perdemos. No se puede parar. De manera que yo estoy muy contenta de estar acá con ustedes, estoy muy orgullosa de muchas cosas que se han hecho a partir de las actividades de la Oficina de la Mujer en la Corte, hoy recordábamos que hace muchos años ya habíamos empezado a fuerza de pulmón con unos talleres similares que no tuvieron mucho éxito pero funcionaron y mucha gente empezó a aprender ahí, andando y andando.

No nos podemos quedar
Estoy convencida que cuando una llega a la posibilidad de hacer alguna cosa, hay que hacerla, hay que moverse, no nos podemos quedar. Por qué? Porque es la única forma de ir llegando cada vez a más gente.
Las mujeres tienen a su cargo la mayor parte del mundo, la educación primaria de los niños, inicialmente son las madres las que están. Son la fuente de transición, esto se distribuye en todas las familias. Hay un dicho que decía “el que educa a un niño, educa a un hombre, el que educa a una mujer, educa a su familia y a toda la sociedad”.
La primer enseñanza sobre un niño se la da la mujer, su madre, a lo mejor la abuela, una va formando a esos hijos, entonces si uno hace que las mujeres avancen en el conocimiento, que es cuestión de verdades impuestas por decreto masculino y que en ese sentido nos vamos a ir adelantando, creo que estamos en un buen camino.

Derechos Humanos
Hace unos años en una charla, yo les decía que en esos cursos que comenté donde hablamos de los Derechos Humanos, muchos de los que asistieron conocían el Pacto de San José de Costa Rica, el Pacto de los Derechos Civiles y Políticos, el Pacto de los Derechos Sociales y Culturales, la Convención de los Derechos de la Niñez, la CEDAW, pero no se enseñaban estos derechos, nadie los leía, incluso después de la Reforma de la Constitución. ¿Cuánto costó hacer firmar el protocolo facultativo?, años y años de luchas, de peleas, por qué? Porque a un grupo de señores se les ocurrió que el protocolo era optativo.
Por eso considero un éxito que ahora tengamos un Programa de Género y Derechos en la Facultad de Derecho en la Universidad de Bs. As., una de las más conservadoras.
En todos los órdenes de la vida, en todo lo que se emprende, hay avances y retrocesos, hay éxitos y fracasos. No hay que desalentarse, lo que hay que hacer es seguir adelante, hay que caminar y seguir avanzando.

Programa Mujer de la Corte
Los problemas de las mujeres, según Simon de Beauvoir, es un problema de los hombres. Cuando avanzan las mujeres, avanza toda la sociedad y hay que avanzar desde la época de la civilización.
El Programa Mujer de la Corte, es un programa de capacitación en género y estoy convencida que son de esos proyectos que van dejando en el camino, instalada la capacidad, un cuestionamiento al derecho, justamente de las personas que tienen la práctica cotidiana del derecho.
Pensemos que en esta Facultad se formaron mujeres abogadas y no podían ejercer porque los tribunales no tenían baños de mujeres. Todavía hoy hasta en la infraestructura más básica se nos dificultan ciertos accesos. Las mujeres fueron abogadas antes de poder ser testigos en los juicios, porque la palabra de la mujer no tenía capacidad de verdad, todavía hoy existen mitos que dicen que la mujer no dice la verdad.
Si las mujeres hacen una denuncia penal por abuso de los niños en realidad vamos a inventar el SAP (falso síndrome que alude a la Alienación Parental) para que parezca algo serio y vamos a decir que las mujeres ponen cosas en la cabeza de sus hijos para perjudicar a sus maridos y sacar ventajas en la división de bienes.
Todavía en la práctica del derecho nos falta el espíritu de crítica para implementar instrumentos.

Limitaciones del género
Hoy estamos acá reflexionando sobre las limitaciones del género y desde el feminismo nos ocupamos del que llamamos androcentrismo de los Derechos Humanos, es decir los problemas de clase, los problemas de etnia, los problemas de edad que hacen que, como ya se dijo, no todas las mujeres tengamos las mismas barreras, si no que van empeorando a medida que se van agregando este tipo de condicionamientos. Coincido plenamente como se afirmó en este panel, que el camino es empezar a creer en la palabra de la mujer, empezar a escuchar la palabra de las mujeres, es un camino que debemos recorrer varones y mujeres.”