Los poderosos que se auto endiosanterminan solitarios, rezándose a sí mismos. Más aún, hay ciertos ateos que ni siquiera en ellos mismos creen. C.B.
Tenemos que producir pronto pequeños hechos continuados para demostrar nuestra solidaridad social. Esta tarea nos corresponde a todos los ciudadanos, independientemente del manejo de la cosa pública que hagan quienes ocupen de manera transitoria el gobierno.
Cada vez que asisto como periodista, o como empresario periodístico, a reuniones de sectores dedicados a la producción de bienes y servicios, me sorprendo descubrir la sumatoria de errores que cometen quienes manejan sus empresas. Siempre repito que por encima del tamaño de sus capitales, lo importante es la solidez integral de los emprendimientos.
La inflación crónica que tuvo la Argentina durante muchos años generó un espíritu, que podemos denominar del pedaleo de pagos. Toda deuda sólo era importante si era de pago inmediato, por lo tanto bastaba diferir los mismos mediante negociaciones más o menos hábiles, como para mantener una subsistencia con imagen decorosa. Este concepto fue válido tanto para funcionarios públicos o privados.
Es falso el crecimiento cuando está basado en un enorme endeudamiento. Sólo la eficiencia auténtica sirve para avanzar realmente. Todo activo impago equivale a un equilibrio inestable, en la medida en que no existan otros bienes propios, cuya producción respalde el cumplimiento en tiempo de las deudas existentes.
El costo financiero que tienen muchos individuos, empresas, y organismos estatales, es tan desproporcionado que evidencia un sistema corrupto en la toma de decisiones.
Es indiscutible que a los gatos, blancos o negros, les gusta cazar ratones, y muchos que actúan en el ambiente financiero disfrutan de esa cacería, quedándose con activos que se rematan o mal venden por la fuerza de las ejecuciones. Lamentablemente, en la formación general que todos recibimos, nadie nos explica que el deudor de buena fe pierde parte de su libertad de acción; en otras palabras, puede incorporar en apariencia bienes, pero se inmoviliza en sus decisiones operativas.
La subordinación temporal de ese deudor está oculta, sin que él tome plena conciencia de ello, hasta que los plazos se cumplen. Distinto es el caso del deudor malicioso que especula con la ansiedad de un acreedor que finalmente tendrá como resultado un derecho a la nada.
Así como en meteorología se tiene en cuenta conceptos como presión atmosférica y humedad ambiente, en economía preocupa la imprecisión y la variedad ambiente. Considerar que en las grandes empresas todo es armonía y sabiduría, es un preconcepto generalmente infundado. Hay castillos que funcionan como los viejos conventillos de antaño. Sin embargo esas empresas podrían ser para la sociedad, verdaderas escuelas de aprendizaje de la eficiencia. No obstante muchos que hablan de libre mercado emplean sucios mecanismos para eliminar a sus competidores. Constantes informaciones nos llegan de todas partes del mundo, sobre corruptas prácticas desleales cometidas por empresas de renombre internacional, que no compiten sino combaten.
Me viene a la memoria un comentario que hiciera un domador de leones en un circo: la boca de los animales carniceros son malolientes para quienes están cerca de ellos. Una cosa es ver el show desde lejos, y otra distinta es estar en la pista, junto a las fauces abiertas
Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero n° 1352, del 27 de marzo de 2013 |