Con motivo de conmemorarse el 126º aniversario del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, se desarrolló el acto celebratorio por el día del Maestro en General Pico. El acto se llevó a cabo en la Plazoleta Homónima donde se emplaza el busto que perpetúa su memoria, ubicado en la playa de estacionamiento de la Estación del Ferrocarril Sarmiento en pleno centro geográfico de la ciudad norteña. Asistieron autoridades comunales encabezadas por el intendente profesor Juan José Rainone, junto a delegaciones escolares, las banderas de ceremonias de los establecimientos educativos locales y público en general. Luego de la entonación del Himno Nacional y del Himno a Sarmiento, la Directora de la Escuela Nº 241, la docente Alicia Pastor, tuvo a su cargo un mensaje alusivo que en parte transcribimos:
“Han pasado 126 años del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento. Nació el 15 de febrero de 1811 en la Ciudad de San Juan, sus primeros maestros fueron sus padres. Su primer contacto con la educación fue en San Francisco del Monte, San Luis cuando desarrolló su vocación, también fue maestro en Chile, fundó el periódico el Zonda, fue escritor. En el año 1862 asumió como gobernador de San Juan dictó una ley orgánica de Educación Pública que imponía la enseñanza primaria obligatoria. En 1868 el Congreso lo consagró Presidente de la Nación, fundó 800 escuelas en todo el país. En 1875 asumió el cargo de Director General de Escuelas de la Pcia.de Buenos Aires, “El expresaba…es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, enseñarles a todos lo mismo, para que todos sean iguales… para eso necesitamos hacer de toda la república una escuela…
Sarmiento asignaba al rol del maestro como “agente civilizador” debía tener una función sacerdotal. Los caracteres de la escuela popular de Sarmiento sentaron las bases para la creación de la Ley 1420 que llevaba consigo la obligatoriedad, la graduación de la instrucción, la autonomía del gobierno escolar. Para Sarmiento la educación era la medida de la civilización de un pueblo, abría a la conciencia de la participación ciudadana y era la base para el desarrollo de la Democracia. Sarmiento se propuso educar al soberano en una acción constante y decisiva.
La historiadora Nancy Castagnini expresa: “Por supuesto Sarmiento cometió errores, algunos tan grandes como sus aciertos, pero sin dudas fue tan imponente y positivo su legado que se diluyen aquellas fallas ocurridas en la vorágine y las ansias de un tiempo cruento, violento y vertiginoso”.
El educador de hoy, el maestro de hoy tiene como función brindar herramientas, experiencias, saberes y estrategias…, el docente puede abrir caminos, posibilidades y futuros. El papel de la escuela hoy es la de poder construir alternativas posibles frente a destinos que parecen inevitables, bajo estrategias institucionales y expectativas altas del maestro. La escuela constituye un espacio que abre horizontes vitales.
Cuando la escuela se democratiza, el maestro enseña más a los que menos tienen, confía más en los que menos confían en sí mismos como consecuencia del descrédito del que son objeto. Pensar en una escuela que construye subjetividad, y el lugar potencial de los docentes en ello, implica identificar cierta posibilidad de mejorar las condiciones en las cuales los alumnos van trazando sus trayectorias. Es innegable que la escuela es un espacio distinto de lo cotidiano, un recinto que abre la puerta a lo desconocido, a un nuevo mundo, la escuela debe alimentar el hambre esencial para el niño, el hambre de descubrir, el alumno debe cobrar importancia en la escuela, cuando el maestro los nombra, le otorga voz, le muestra hechos y palabras, le transmite implicación en la búsqueda de la verdad. No existe ninguna fórmula mágica para contagiar la pasión por el conocimiento, cada maestro va construyendo su propia fórmula en el encuentro interpersonal que se produce en el aula.
Por último puedo decir que a través de los tiempos, a lo largo de la historia, la escuela libera, concientiza, emancipa, transforma, problematiza, visibiliza, ofrece alternativas, posibilita el pensamiento, nos convierte en lo que somos, cambia destinos…la escuela sigue siendo un espacio dirigido a todos, con capacidad para abrir mundos, para habilitar, para incluir…
Termino con una hermosa poesía escrita por Gabriel Celaya, poeta español, para todos los docentes que llevan la docencia en el alma …
EDUCAR
Educar es lo mismo que poner motor a una barca… hay que medir, pesar, equilibrar… y poner todo en marcha.
Para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino… un poco de pirata… un poco de poeta… y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar, mientras uno trabaja, que ese barco, ese niño, irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.”
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