Hacer y rehacer es parte del reciclaje de la vida. Aunque no lo percibamos, el me gustaría siempre tiene un límite en el puedo; y éste en la capacidad lograda por el perfeccionamiento y el esfuerzo.
En una sociedad el orgullo de ser y el drama de no ser es una realidad que responde a hechos y no a dichos.
Constantemente debemos construir por partes y evitar que factores diversos destruyan lo ya realizado. Toda reconstrucción es dolorosa y costosa.
Tenemos que enseñar con permanentes buenos ejemplos verificables. Avanzar hacia objetivos bien definidos, detenerse eludiendo pozos y abismos que hay que superar y según los casos circunvalados.
No debemos confundirnos, la diversidad cultural tiene que ser respetada pese a las tendencias de globalización.
Avancemos evitando la seducción de conocimientos parcializados y la trivialización de la sobreinformación apabullante. No hay información válida sin cultura y conocimientos suficientes, para aquel que la da y el que la recibe.
El comportamiento de algunos se asemeja al de ciertos hipoacúsicos, que sin sufrir efectivamente de esa disfunción, actúan intelectualmente como tales, en un pseudo diálogo de difícil entendimiento.
Las hipoacusias políticas afectan no sólo la comunicación cotidiana sino también a relatos tergiversados de historias vergonzantes de una nación. Si repasamos episodios de países del primer mundo, nada más queen el transcurso del siglo XX, veremos absurdas y dramáticas guerras, o actos tiránicos, encubiertos o no, e injusticias estereotipadas que segregaron a los pueblos y destruyeron a sus hombres.
Desenterrar el pasado para ventajear el presente es una herencia difícil de aceptar. Los rencores de la historia nos llevan a revivir errores compartidos que no son necesariamente reconocidos por todos quienes convivieron con ellos.
La mejor defensa de la democracia es una justicia equitativa para los muchos que trabajan con inteligencia y sudor, invirtiendo su tiempo y sus ahorros en el país.
independientemente de sus estatutos, las organizaciones no políticas de la sociedad civil, también adquieren el compromiso de hacer una permanente docencia social.
Las inconductas toleradas vuelven vulnerables las instituciones. Las agendas duras y los caprichos generan deslices por parte de aquellos que acumulan poder, sea este político o económico, demorando resultados que permitan afirmar la vigencia plena de una democracia republicana útil a sus componentes
Escaparse de las responsabilidades o huir de ellas son actitudes que los ciudadanos no debemos tolerar pasivamente, en nosotros y en quienes nos representan como mandatarios
La ética no tiene que quedar reducida a una teoría de difícil aplicación, sino a un generalizado compromiso cotidiano. De no ser así todos los entornos serán siempre inseguros, inciertos e injustos, entre gritos de sordos
Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero nº 1098, el 14 de mayo de 2008 |