La creación de sitios Web en Internet es una tarea profesional que requiere de conocimientos técnicos, artísticos, multimediales, entre muchos otros, y demanda una gran responsabilidad por parte del desarrollador de estos proyectos. El empresario o institución que encarga un trabajo de estas características por lo general desconoce cuáles son los riesgos a los que está expuesto si el diseñador de sitios Web elegido no cumple con ciertas cuestiones técnicas y también éticas y legales. El único parámetro que tienen para juzgar un trabajo es en ver si es «lindo» o no, pero como veremos hay mucho más en juego.
A continuación exponemos algunos de los problemas -que ocurren en la actualidad en La Pampa y en otros lugares del país-, y las cuestiones a tener en cuenta al encargar un trabajo de diseño Web:
• Software legal
Es el primer punto donde muchos de los diseñadores Web fallan, porque carecen de licencias de software pero utilizan programas como Macromedia Dreamweaver o Flash para el armado de páginas para terceros. Estas páginas estarán en Internet, on-line, al alcance de todo el mundo y es fácil para una empresa de software (o una organización de control de licencias en Argentina) determinar si dichas páginas, contenido Flash y otros objetos fueron creados con programas truchos. Esto no sólo compromete al diseñador Web sino que incrimina también al titular de la empresa del sitio Web, o los responsables de una institución, etc. para la cual fue desarrollado ese trabajo. La más «barata» de las consecuencias puede ser que el sitio deba darse de baja a causa de su ilegalidad (como está ocurriendo en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba), perdiendo el empresario o institución toda la inversión realizada además de quedar comprometidos a otras consecuencias.
• Robo de material con Copyright
Con el mismo criterio con el que ciertos diseñadores Web emplean programas piratas para hacer un trabajo comercial y público, también están habituados a apropiarse de materiales que poseen derechos de autor, tales como textos, fotos, gráficos, mapas, etc.
Por ejemplo hay numerosos sitios Web que muestran fotos de La Pampa, atractivos turísticos, mapas, planos, etc. que son presentados como propios (sin aclaraciones ni créditos) pero que fueron «tomados» del sitio Web en Internet que posee REGION® Empresa Periodística o directamente escaneados de impresiones. Estos piratas no debe sentirse seguros por mucho tiempo; también aquí la responsabilidad es compartida y el que se lleva la peor parte es el titular de la empresa y/o institución del sitio Web.
Al respecto, la Dirección de REGION® Empresa Periodística ha decidido finalmente comenzar a regularizar estas situaciones por via judicial.
• Copiando diseños
Por distintos motivos, entre ellos la mediocridad, algunos diseñadores Web utilizan plantillas de sitios prediseñados (que se venden en CDs compilados o que se bajan de Internet), en lugar de hacer un diseño original y propio que en definitiva es por lo cual le están pagando. En el corto plazo el empresario que encargó un trabajo de diseño Web puede quedar conforme con el mismo, pero no tardarán en aparecer otros sitios que tendrán exactamente el mismo aspecto, botones, interfaz, etc. ¿Quién será el dueño de los derechos de autor? ¿Quién reclamará primero? ¿Quién se quedará sin sitio?
• Dominios
Otra deshonestidad de los «truchos» del diseño Web es registrar dominios de Internet (www.dominio.com.ar) a nombre de ellos mismos y no a nombre del verdadero titular y dueño del dominio: la empresa, la institución, etc. El único caso en el cual un sitio Web puede estar a nombre de un tercero (diseñador, etc) es si se trata de una institución que aún no posee personería jurídica y no dispone de nro. de CUIT asignado al momento del registro del dominio. De otra manera, pone al empresario en una situación de rehén en manos del «diseñador Web» que dispondrá del nombre de dominio a su placer. Si el diseñador Web decide dedicarse a otro rubro (cuestión que ocurre habitualmente en el mediano plazo a causa de la falta de seriedad y la irresponsabilidad con la cual realizan los trabajos), el legítimo titular del dominio puede perderlo; esto es especialmente claro ahora que comenzó a operar el vencimiento y renovación de los dominios .com.ar En el peor de los casos, el «diseñador Web» que registró el dominio a su nombre, puede venderlo a otra empresa de la competencia que esté dispuesta a pagar por el mismo. Y el legítimo dueño, que tal vez utilizó un dominio durante años, lo publicitó, invirtió, etc. no tendrá derecho a reclamo alguno.
Para verificar esta situación se puede consultar en Internet en el sitio: www.nic.ar ingresando el nombre de dominio. Si en los resultados, en la parte de «Entidad Registrante» de su dominio figura un tercero, es posible que usted se encuentre en esta delicada situación. Con los dominios .com suceden situaciones similares y en muchos casos si el Webmaster es descuidado la empresa puede perderlo (ya hay varios antecedentes en Santa Rosa mismo).
• Tácticas deshonestas y mentiras
Quienes incurren en las faltas descriptas no reparan en continuar por este camino en cualquier aspecto. Por ejemplo utilizan tácticas deshonestas para tratar de posicionar un sitio Web en los motores de búsqueda o directorios, tales como Yahoo o Google. Pero las mismas (que no traen buenos resultados) generarán en el mediano plazo la sanción de estos buscadores, incluso la baja permanente (no volverán a figurar). Asimismo estos diseñadores Web ofrecen servicios fraudulentos como «posicionar un sitio en buscadores» o garantizar un ranking alto en los resultados, cuestiones que el mismo usuario puede hacer y que en muchos casos ocurrirán de todos modos sin intervención de ninguna persona. La única forma de garantizar siempre los mejores resultados en los buscadores es a través de sistemas pagos como AdWords de Google y Overture de Yahoo (ahora conocido como «Yahoo! Search Marketing products»), pero estos deben estar correctamente configurados y en base a determinadas palabras clave. El tema es extenso y hay muchos factores a tener en cuenta. Si le prometen soluciones inmediatas y fabulosas, desconfíe.
• Técnicas peligrosas
La falta de pericia técnica (y el inexistente interés en capacitarse) hacen que algunos utilicen códigos de programación para accesorios de un sitio Web, como por ejemplo un sistema de chat, el envío de consultas, etc. pero sin notar que estos programas (que copian de otros sitios o bajan de Internet y luego insertan en el sitio del cliente) tienen código malicioso (del tipo Spyware, exploits de seguridad, etc.) poniendo en riesgo a los visitantes del sitio y nuevamente llevando al titular del sitio Web a una situación de compromiso. También hay empresas de hosting tramposas, que ofrecen no sólo un pésimo servicio sino que también comercializan los datos sensibles y la información de sus clientes (como el tráfico de e-mails); nuevamente: las preferidas por los diseñadores clandestinos.
• Baratijas y espejitos
Los diseñatruchos de la Web, que incluso pueden tener empresas de supuesta gran escala, utilizan como anzuelo el ofrecimiento de cosas irreales y exageradas a sus clientes-víctimas. Por ejemplo, con argumentos como: «poniendo sus artículos en Internet recibirá compras de todo el mundo inmediatamente», generando una expectativa ilusoria en el cliente y sin aclarar en qué términos serán estas «ventas». Otro ejemplo es el de un grupo de oportunistas sin ninguna experiencia en diseño Web que vendieron un trabajo en Internet a un candidato político, a un precio desorbitado (que pagamos los contribuyentes) y que nunca funcionó ni tampoco fue utilizado por nadie: al poco tiempo de su lanzamiento ya estaba abandonado porque jamás hubo un estudio serio de contenidos, destino, usabilidad, etc.
• Pagando caro
Algunos diseñadores Web, webmasters, etc. venden sus trabajos y servicios a un precio por debajo del estándar nacional e internacional. Pero estos precios bajos son a causa de la ilegalidad en la que están envueltos: no pagan licencias, impuestos, sellados de cámaras, capacitación, certificaciones, etc. Además de generar competencia desleal hacia sus colegas, tarde o temprano (a causa de sus irregularidades) perjudicarán a sus mismos clientes por los motivos expuestos o por abandono en la atención de un servicio insostenible con consecuencias como pérdida del diseño y/o actualizaciones, baja del dominio y también demandas por derechos de autor. Desde el punto de vista del consumidor es comprensible la búsqueda de los precios más bajos por un servicio, pero por qué exponerse a todos los compromisos mencionados si por una mínima diferencia podemos tener la tranquilidad de un desarrollo legal, el dominio a nombre del titular, servicios con continuidad en el tiempo, etc. Por otro lado y curiosamente también hay diseñatruchos, que trabajan en condiciones de total ilegalidad y además cobran precios desmedidos por trabajos inadecuados.
Finalmente, como pudimos analizar, la falta de seriedad en el rubro perjudica a clientes, usuarios, colegas, y a una cadena de personas que honestamente cumplen con su trabajo en forma profesional dentro de la industria nacional de la informática, lógicamente mermando puestos de trabajo y la recaudación de ingresos públicos. Hay muchos temas para analizar que dejaremos para otra oportunidad. Cabe aclarar que obviamente no todos los diseñadores Web son «truchos» y que hay mucha gente que cumple seriamente con su trabajo o al menos están comenzando a regularizar su situación. Si uno ama el trabajo que hace todos los días, seguramente se preocupará por no cometer errores, que a veces son involuntarios, y desarrollar esta tarea en forma transparente sin perjudicar a nadie, garantizando así un buen servicio, responsable y con continuidad en el tiempo.
Colaboración:
Estudio DIGISAPIENS® - www.digisapiens.com
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