El dinero es un buen servidor
y un mal maestro
L´argent est un bon serviteur
et un mauvais maître
Todo producto en la época moderna es habitualmente empaquetado para un mejor traslado y conservación. Más aún ese envase, debidamente presentado y decorado, es usado como elemento de promoción frente a sus posibles consumidores.
En el lenguaje común se habla también de hacer el paquete o empaquetar, teniendo estos conceptos un doble sentido según el tono en que se diga; es decir si hay fraude o espíritu engañoso, se considera que el contenido de ese bulto no es el normal y por ende perjudica a alguien aunque no trascienda con precisión a quién.
¿Las valijas son paquetes también?
En este mundo, ciertas sedes de instituciones representativas tienen el denominado Salón de los pasos perdidos. Lo podemos encontrar tanto en edificios presidenciales, como legislativos e incluso judiciales. La decoración de esos recintos varía, de modo tal que tenga un mensaje histórico y político simultáneamente. Es habitual que allí esperen aquellos que tienen ya una audiencia, o confían en lograrla. En tanto aguardan caminando, recorriendo el lugar, y observando... mientras algunos también los observan en su desenvoltura.
En muchas situaciones esos salones podrían denominarse como los del tiempo perdido para ciertas gestiones, o la del negocio logrado, para otras.
También en los aeropuertos hay malos pasos que hacen que algunas valijas se pierdan o se reencuentren con contenidos no ortodoxos desde el punto de vista legal. Las mismas sorpresas se dan en determinados baños polifuncionales.
Es por ello que existe un velado marketing que convierte ciertos envases en envolturas ad hoc para funciones éticamente discutibles.
La investigación periodística nunca fue fácil, quienes viven situaciones tensas por ser actores o culpables de hechos ilegales siempre han reaccionado duramente frente a las preguntas indagatorias de una prensa inquieta. A veces los interpelados se oponen violentamente, aunque sea verbalmente.
Hace años un cronista me relató que un ministro se enfureció con el contenido de un interrogatorio periodístico que se le formulaba y dió por terminada la reunión, según mi colega de manera singular: como no tenía ningún argumento sólido para poder rebatir, recurrió a uno gaseoso; con mal olfato terminó la discusión mediante un flato...
Se non è vero, è ben trovato.
Carlos Besanson |