Este fin de semana Argentina elige quien gobernará el país por un nuevo período de cuatro años.
Lo llamativo es el escenario de una elección democrática entre candidatos nacionales elegidos «a dedo».
Las encuestas dicen que sólo tres tienen posibilidades de ganar y ordenan las preferencias encabezando con la justicialista K, Cristina Fernández de Kirchner, elegida como posta por su esposo, en un traspaso casi hereditario donde será acompañada por un vicepresidente radical.
Luego posicionan a Elisa Carrió, la creadora del ARI autoproclamada para la función en otra marca, que promete un país previsible como ella misma.
Y finalmente le dan una posibilidad remota a Roberto Lavagna, que se lanzó por su cuenta mientras que en el viaje gente de a pié se subió a su colectivo, conformando el último bastión del poder masculino con posibilidades de gobernar, en una Argentina tanguera en la que antes eran los hombres los que llevaban los pantalones.
Completan la nómina de señores que participan para aportar fichas en su futuro laboral: Alberto Rodríguez Saa; Ricardo López Murphy; Jorge Sobisch; Fernando Pino Solanas y una extensa y distinguida lista de ambos géneros que suma en total 13 postulantes al sillón de Rivadavia.
Atento a los cálculos estadísticos (que en honor a la verdad pocas veces fallan y que no son difíciles de hacer, basta con medir el conurbano bonaerense que es el que define la balanza por sumar más votos), de no ser por un revés inesperado y poco previsible, Argentina tendrá una mujer en el poder máximo de la Nación -elegida mediante el sufragio-, por primera vez en su historia, lo que no es de extrañar en el contexto global, ya que otras seis mujeres presiden paises en el mundo actualmente.
El dato resulta interesante y el resultado habrá que verlo con el correr de los próximos meses, especialmente de marzo en adelante.
Parafraseando al General Perón: para conocer a un cojo lo mejor es verlo andar. |