«En estos últimos 5 años la Secretaría Nacional de Turismo, se movió profesionalmente bien, y con el ‘viento de cola’. Por ello nos acostumbramos mal y ahora debemos enfrentar una menor afluencia de visitantes y un descenso en el consumo, sin tener el ejercicio, de dar como corresponde esta nueva batalla» comienza diciendo Antonio Torrejón en esta nota.
La caída de la actividad económica a causa de la crisis, hace prever que el turismo también se verá afectado.
Representantes del sector dieron informalmente este debate en oportunidad de la Feria Internacional del Turismo (FIT), acerca de las perspectivas para esta temporada veraniega y las consecuencias que puede tener una menor afluencia hacia el corto y mediano plazo.
El perfil del turista del siglo XXI es el de una persona que puede prescindir de cualquier gasto, menos del destinado a su “tiempo libre”, o vacaciones. La gente va a seguir viajando, aunque sea mediante escapadas cortas y si no pueden irse a lugares como Ushuaia lo hará a otros destinos más cercanos. |
En el stand de Bariloche, comentaban que ya empiezan a notarse los efectos negativos, porque en años anteriores en estas fechas ya tenían una previsión más o menos real de lo que podía ser el verano. «Este será el primero de los últimos seis años que no contamos con datos ciertos de reservas reales para que podamos obtener un diagnóstico serio. La mayoría de los Agentes nos dicen que están esperando ver qué pasa con las reservas de última hora. Hay precios que están muy por debajo de los de julio del año pasado y eso es un síntoma de que la crisis del turismo ya se instaló» dijeron.
Empresarios de Mar del Plata, arriesgaban que la crisis va a ser más de consumo que de afluencia, ya que la gente va a seguir moviéndose pero va a gastar menos, por lo que reducirá su estancia y se resentirá también el rubro de las comidas y la hotelería en general.
Una visión positiva
Lo que hay que hacer es dar una visión positiva e interpretar esto como una crisis de crecimiento, de la que salgamos fortalecidos mediante la diferenciación del producto turístico, la potenciación de nuestra marca y la situación de la ciudad y sus comarcas como un destino tradicional.
Recordamos, en muchas charlas, que: El perfil del turista del siglo XXI es el de una persona que puede prescindir de cualquier gasto, menos del destinado a su “tiempo libre”, o vacaciones.
La gente va a seguir viajando, aunque sea mediante escapadas cortas y si no pueden irse a lugares como Ushuaia lo hará a otros destinos más cercanos.
Nadie duda que el volúmen de gasto será menor y quienes más lo sufrirán serán los formales prestadores (hoteleros y restaurantes). Pero de toda crisis hay que salir reforzado y si los gurúes económicos optimistas dicen que ésta durará hasta la primavera del 2009, hay que tener en cuenta que 2010 será de “balance de experiencias” y nuevo crecimiento, según los más esperanzados.
Promoción Turística
En cuanto a la promoción turística, creemos que ha llegado la hora de poner en marcha en muchos lugares, los Entes Mixtos de Promoción -al estilo del nacional Inprotur-, que al tener la sinergia de los privados y la estructura del Estado, se moverán con menos costo y mayor flexibilidad (N. de la R: la provincia de La Pampa al respecto, ha sido destacada como un caso éxito).
No olvidemos también que en algún grado estamos en una crisis de identidad regional, como le puede pasar a otros destinos, basados en sol y playa, que se ha quedado sin capacidad de asombrar al visitante. Somos una alternativa perfecta a ese modelo histórico de la Costa Atlántica.
Está surgiendo y consolidándose un destino alternativo de vacaciones activas de naturaleza en sierras, ríos, mar, etc. (N. de la R: entre ellas un crecimiento en el segmento del Turismo Rural).
Los vecinos cercanos permanecen un par de días más, porque la gente viene a conocer la Ciudad de Buenos Aires, pero hay que enseñarle muchas más cosas, a partir de un transporte aéreo al servicio del país, no de intereses ‘lamentables’. La cifra esperada de cruceristas también será elevada, porque vendrán menos barcos pero de mayor capacidad, en la expectativa internacional, es la que más crece en el mercado.
Si queremos hacer cambios profundos, es necesario un transporte
aéreo al servicio del país, no de intereses ‘lamentables’. |
Trabajar por la desestacionalización
En las ciudades argentinas hay magníficos restaurantes pero necesitan una proyección exterior, de su calidez y originalidades.
Hay que seguir repartiendo las ofertas fuera de la temporada veraniega por que hay más meses que enero y febrero y nosotros tenemos los hoteles abiertos durante todo el año y la llegada de visitantes no sólo va a repercutir en nuestros establecimientos, sino en también en el comercio.
Todos debemos trabajar por la desestacionalización, de forma que se evite que la temporada turística mayoritaria sea exclusivamente el verano o la nieve de invierno. Si no lo conseguimos por el factor meteorológico tiene que ser por otros, que deben ser productos y espectáculos que generen un volumen de visitantes que permitan que la temporada sea lineal durante todo el año. No debe ser un debate de un solo sector, sino de todos, porque nadie duda que “el turismo beneficia, a todos” y a todas las alternativas de trabajo y generación de riqueza.
El mundo del turismo es muy dinámico y muy sensible a cualquier cambio, por lo que este período de incertidumbre nos va a valer para reflexionar y redefinir nuestras marcas y saber a qué nichos de mercado tenemos que acudir y quiénes son nuestros clientes potenciales y repitentes, con el fin de poder presentar un catálogo de productos especializados, siempre.
Colaboración: Antonio Torrejón
Fotos: Archivo REGION® |