Desde la fracasada Resolución 125 en el Congreso Nacional por el voto “no positivo” del vicepresidente, que causara con su actitud un tremendo espasmo en la administración Kirchnerista, todo apunta a que el rígido conflicto que aún perdura entre el campo y el gobierno siga el mismo cauce sin aparentes soluciones a corto plazo.

Hay acciones que parecen indicar que los canales de diálogo están abiertos, sólo es para la foto, con estar atentos a las manifestaciones de la dirigencia rural la decepción sigue creciendo y para mal de males en algunos distritos del país una devastadora desecación calificada como “la sequía más tremenda de las últimas cinco décadas” no afloja.
En algunos distritos la poca reserva de humedad está afectando seriamente los cultivos de soja y en menor medida las oleaginosas maíz y girasol; en el otro lado la presidenta Cristina Fernández tratando de gobernar en el contexto coyuntural, imponiendo solo sobre las regiones castigadas la emergencia agropecuaria, que prevé la postergación del pago de impuestos y en ese marco el envío de exiguas ayudas económicas para la compra de forrajes; en esa línea de incertidumbre, en algunos distritos, caso el bonaerense piden ser declarados en “desastre agropecuario”.
Las entidades rurales siguen reclamando “reglas claras”, demandan la apertura de las exportaciones, a la vez que denuncian la pérdida de mercados internacionales y critican duramente la política de subsidios del gobierno nacional.
En este año electoral, todo parece indicar que la dirigencia política opositora pretendería incluir en sus listas de candidatos a algunos renombrados hombres del campo, sin embargo se han encontrado con alguna resistencia, los agrarios piden a los partidos políticos de oposición y a los legisladores oficialistas en divergencia con el gobierno que actúen con responsabilidad y que sean “garantes de una democracia justa”, toda una definición.
De manera categórica se les ha escuchado expresar a los del campo que, “nos estamos quedando afuera del mundo”, “el problema que tenemos son las ideologías”, “nos afecta la carencia de sentido común del matrimonio presidencial”; y aseguran que algunos gobernadores están jugando a dos puntas y de esa manera están apostando a un incierto futuro político.
En un verano, de alto voltaje político la presidenta se arrogó el rol de cada uno de sus funcionarios, anunciando en el día a día medidas para morigerar la crisis, algunos miembros de su gabinete sólo se dedicaron con sus declaraciones a menoscabar a la dirigencia agraria tratando de embarrar aún más la cancha, ya se vieron algunas agresiones verbales y materiales, repudiables por cierto; instados quizá los dirigentes agrarios a que vuelvan a la protesta para cargar sobre ellos las culpas que el Estado Nacional no es capaz de solucionar -incremento de tarifas, desempleo, inflación-.
El conflicto real está, se viene y los chacareros no se van a quedar de brazos cruzados y podrían demostrar que la fuerza de la producción está preparada para estar unida y soportar.

ATA