... Tal es el título de una colaboración que con buen humor, aborda un tema trágico que deberíamos tomarnos en serio, si es que lo podemos prevenir:
«Fueron los españoles los que las trajeron hace ya mucho tiempo -Solís o Garay, uno de ellos-, asi es que ya van casi 500 años. Tiempo suficiente para que se agrande el rodeo nacional hasta millones de cabezas. No se porque me viene el conquistador Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, pero vio, como los que se llaman Roberto de los Arcos y son arqueros, o Pedro Dentini mecánico Dental..., hay más casos, pero no nos vayamos del tema.
Otra cosa cierta es que hace mucho que nos mantenemos en 50 millones de cabezas bovinas y la gente cada vez es más, cuando nos quiéramos acordar vamos a ser 50 millones de habitantes y 50 millones de bovinos, volvería el uno a uno, ese que se quiere borrar pero que a todos no les fue tan mal.
Pero pará con tus perspectivas que eso ya se está dando, creo que somos como 45 millones y creo que tenemos 45 millones de vacas.
Vacas es una forma de decir, se sabe que son bovinos y en el término vacas entran los terneros, vaquillonas, toros y vacas propiamente dichas. No sé si tenemos 45 millones de vacas con tanta liquidación en los últimos tiempos, esto habría que corroborarlo con el INDEC.
Este año, después de tantos de 1 a 1 con Menem-Cavallo, se vuelve a dar el 1a1 con Fernández-Fernández, cosa de gallegos de Río Gallegos. Esta vez es de Bovinos el 1a1 y no de monedas, como antes.
Ahora en monedas estamos muy superiores. Estamos 3,5 a 1 que no es lo mismo, pero parecido. Se dice que con 3,5 a 1 somos más competitivos. Con este tipo de cambio se puede exportar sin problemas, pero el problema no es el tipo de cambio, es el cambio del tipo, el que te aprieta y te dice lo que vendés y lo que comprás y a cuánto, como esta lin o peor...»
«A esos mecanismos les llaman sudespa o sudor de espaldas, pues van derecho al... Pero nos fuimos por las ramas nuevamente, estábamos con las vacas y te digo que aquí siempre hubo vacas y seguirá habiendo por mucho tiempo más, ¿cuánto más?, 5, 10 años, no más.
De todas maneras, te invito a pensar un país sin vacas, de ollas flacas, que es lo que se quiere y vamos para ese lugar, al tacho.
¿Cómo será? Por empezar se enfriaría el planeta, porque dicen que los rumiantes con el metano que liberan comprometen la capa de ozono. Pero el frío yo también lo veo en la cocina, ¿te imaginás las miles de doñas Rosas sin carne, qué hacen? Pastas, ensaladas, no se.
Lo único que yo sé es que las amas de casa y también las otras, sin carne de vaca no saben para donde disparar. Fijate que cuando los chacareros paran 4 días ya se vuelven medias locas con la cocina, ¿te imaginás una vida?
Afectaría dramáticamente a la educación pues no hay maestro o maestra que no haya, alguna vez, dicho “saquen una hoja o abran el cuaderno y escriban”, composición “tema la vaca”. Cuántas generaciones han conocido a la vaca Aurora, esa lechera overa.
Dos tercios del país la llorarían y el otro tercio también, pero no a la vaca Aurora, a la vaca común. Digo dos tercios porque esa es la proporción de aridez de nuestra geografía y ahí la única que se maneja como en el patio de la casa es la vaca, otra especie puede ser, pero nunca como la vaca, habría que ver.
Me imagino los montes bajos y los bosques de Caldén, el Vinal, sin vacas, llenos de pasto, los incendios rurales durarían semanas y meses, como antes, como dicen los historiadores, “duraban 2-3 ó más meses hasta que llovía y se extinguían”.
El bife de chorizo, el matambre, la costeleta y la tira de asado, desaparecerían del paisaje culinario y empezarían a verse patitas de otros animales alternativos, que dicen que se comen y son ricos pero habiendo vacas, ni ahí, que los coma otro, como en Asia.
Botas de cuero, zapatos, camperas, botines y pelotas de fútbol, sillones, tapizados, tientos y sogas para el campo, lazos, arneses, etc., todo importado, nada de aquí, nada de vacas.
Tenemos una capacidad de faena de 15 millones de cabezas al año, todo eso no sirve para otra especie, así o se recicla o se pierde. Ni hablar de los miles y miles de puestos de trabajo que se perderían en los frigoríficos contando obreros y administrativos, etc.
Las curtiembres ya no contaminarían pero tampoco darían de comer. Los miles de camiones jaulas que transportan las amadas vacas, ya no servirían para otra cosa, ni sus choferes, ni sus dueños. Donde irían a parar los que manejan las balanzas, los hombres de a caballo, los hombres de a pié, dónde. Los cuchillos, las piedras de afilar, las chairas serían reliquias dando vueltas por el país si no hubiera qué hacer con ellas. Estas fábricas no se cerrarían pero si despedirían personal. La movediza se quedaría quieta, bastante quieta. No habiendo vacas se termina el alambrador, se achicaría el alambre acerado y el de manea, la torniqueta, el poste ya no sería buscado como antes, ciertamente un respiro para los bosques de quebracho, caldén y curupay, pero apunte que alambrador es un oficio importante en nuestro país y todos a casa y sus empleados.
También, cuántas casillas rurales, cuanto carro fama estacionado en los pueblos de la Patria.
Algunos creen que si se termina la vaca, a ellos no les pasa nada, porque son “vegetarianos”. Miles de profesionales viven de la vaca, los veterinarios en su gran mayoría, los empleados de los veterinarios, las cátedras de bovinotecnia y producción animal tienen cientos de técnicos trabajando con las vacas, los que trabajan en calidad de carnes, en laboratorios, los Mac D que cerrarían y sus empleados seguirían por detrás . Cerraría Liniers, el mercado libre de mayor tamaño que se tenga conocimiento en el mundo. Se terminarían los viajes a Liniers y el trabajo de los que viajan a Liniers.
Cuántos dólares menos ingresarían cada año si no se tuviera la cuota Hilton, que aunque se reparte mal ingresa al país. Cuántas fiestas y demostraciones se arreglan con un asado y ahora con qué se reemplazaría, ¿pastas, otros alimentos, cuáles?, aquellos que no están en nuestro acerbo cultural.
Y hablando de vacas no se puede obviar la leche, la misma sale de la vaca y en cantidades. Se sabe que hay otras leches pero el volumen y la calidad salen de la vaca. Ni hablar del bloqueo mental que significará vivir sin queso, sin comer queso de vaca. Existen otros quesos pero en Argentina lo que se come es queso de vaca mayoritariamente. Mucha gente quedaría desocupada sin la leche, sin ir más lejos Sancor y La Serenísima dejarían de existir y tantas otras y esto no sería gratis. Si no hubiera más vacas no habría mas razas y no habría más cabañas y cuanta gente capaz iría a la huella, que es decir la calle.
Se achicaría el número de profesionales que inseminan y transplantan y venden embriones y los que fabrican nitrógeno líquido.
Constituimos un país con vacas, sin aftosa, pero con vacunación antiaftosa. Tenemos varios laboratorios que sin fabricar Vacuna antiaftosa tendrían que cerrar porque es lo que mueve el resto de los insumos biológicos. De no haber vacas no se fabricarían miles y millones de caravanas para identificar los animales. Tampoco se fabricarían miles y miles de medicamentos para uso animal para las vacas, vitaminas, minerales, alimentos, núcleos vitamínicos, arrolladoras, picadoras, silos, cubeteadoras, pelleteadoras transportadoras, personal, siempre el personal que pierde el trabajo por falta de vacas.
El chocolate con leche, los helados de crema, los de dulce de leche, el dulce de leche y las leches enteras, las descremadas y las con agregados para cada estado fisiológico o patológico.
No habiendo vacas es seguro que disminuirá el número de equinos, esos necesarios para su manejo.
Los miles de turistas que nos visitan en Argentina vienen por sus paisajes, muchos de ellos con vacas, en el turismo de estancia fundamentalmente, pero dos atractivos son el bife de chorizo y las confecciones de cuero hechas en Argentina. Nos tendríamos que despedir de esas tres fuentes de divisas si no hubiera vacas en el país.
Pero ¿qué quiere decir un país sin vacas, Argentina sin vacas?. Simplemente un Gobierno que no quiere a la vaca, la persigue, la mata, la liquida, empobrece a los hombres que tienen vacas y estos empobrecen a aquellos que no las tienen o no las pueden tener, pero que le son útiles para tener un modo de vida.
Mucho de lo que está ocurriendo es lo que ocurre en un país sin vacas, pues estamos viajando a mucha velocidad hacia un país sin vacas y lo que es más grave, no se sabe si se vuelve desde un país sin vacas a uno con ellas.
Nunca un país en el mundo con tantas vacas se quedó sin ellas.
Se puede concluir que ‘el que se quedó sin vacas, cuando vea una, llorará’...»
Un observador del agro
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