Organizado por la Comisión de Apoyo a la Biblioteca “José Manuel Estrada” y auspiciado por la Dirección de Cultura Municipal de General Pico, el pasado 8 de marzo Día Internacional de la Mujer se llevó a cabo un homenaje a Carmen Ferrari de Gimenez, se dieron cita para compartir la recordación, familiares y amigos de la recientemente fallecida docente...
Descubrimiento de Placa en homenaje a Carmen Ferrari de Gimenez,
en el marco del Día Internacional de la Mujer en General Pico. |
Liana Eiras presidenta de la Comisión de Apoyo dijo, “resumir en pocas palabras lo que representó Carmen para toda la sociedad piquense no es tarea fácil, recordar a la docente, a la política, a la mujer emprendedora, a la inquieta amiga que siempre escuchaba con atención las propuestas ajenas y las analizaba hasta consensuarlas; fue siempre la referente necesaria en toda gestión pública, Carmen acompañó con inteligencia, paciencia y saber las más variadas instancias de la vida de General Pico”.
María del Carmen García Suarez Directora de Cultura y Educación dijo, “hoy nos congrega una fecha muy especial, una fecha que representa y que recuerda a todas las mujeres del mundo, estamos en este espacio tan querido, recordando en este marco a una gran mujer. Carmen tal vez simboliza a aquella persona de Género que mejor representa la lucha de las mujeres a lo largo de la historia, ella supo con inteligencia poder estar codo a codo en un mundo de hombres, en un mundo político, ella fue una mujer política por exelencia, supo como hacerlo, se ganó el espacio; como mujer docente tuvo una generosidad sin límite, una mujer absolutamente solidaria”.
Hugo Ferrari hermano de Carmen Ferrari, emotivo y con una cuota del buen humor que lo caracteriza dijo, “Carmen era tajante, de principios muy sólidos, formal, ceremoniosa tirando a solemne, muy responsable y memoriosa, al mismo tiempo familiera, buena hermana y amiga, sensible y de llanto fácil; ultimamente y por influencias de alguno de sus hermanos se aflojó en las formas, yo no sé si ganó o perdió, tal vez creció en espontaneidad, en diversidad y llegó a tener bastante sentido del humor, desde hace algunos años celebraba también mis propias ocurrencias, aunque con un fondo de rubor como quién se escandaliza, incluso le enseñé a emplear algunas malas palabras a cambio de las buenas que ella me enseñara cuando yo era chico; docente de vocación, sentía una especial inclinación por la oratoria, le apasionaba preparar y decir discursos y organizar homenajes; era de apiadarse, de aconsejar, de gestionar por los demás y muy solidaria con las causas que consideraba justas; igual que mi padre nunca puso empeño en buscar a Dios, lo dejaba nomás que se le acercara...”
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