A causa de un clavo la herradura se perdió.
A causa de la herradura el caballo se perdió.
A causa del caballo el jinete se perdió.
A causa del jinete el mensaje se perdió.
A causa del mensaje la batalla se perdió.
A causa de la batalla la guerra se perdió.
A causa de la guerra el Imperio se perdió.
A causa de un clavo el Imperio se perdió.
Canción inglesa referida a la batalla de Waterloo
Si bien el mensaje de esta canción puede ser interpretado de varias maneras, una de ellas es la importancia que en cierto momento pueden tener las cosas menos importantes. Quizás esta reflexión nos sirva para estar atentos sobre los pequeños detalles, que sumados nos llevan a finales no queridos e insospechados.
Por arte de magia… es la frase que todos hemos escuchado desde chicos, que justifica lo insospechado o no previsto. ¿Son mágicas? las cosas que se ocultan o se disfrazan, para que nuestros ojos no perciban ¿qué es lo que pasó? y ¿cómo ocurrió?
El mago es la persona que con su habilidad, simpatía y gracia logra distraernos mientras ejecuta su acto.
¿Cuántos magos, que no sean reyes, existen en una república llena de espectadores ansiosos de ver milagros que no perduran? en esas situaciones la magia no es nada más que la ilusión de una trampa. el encantamiento circunstancial puede llevarnos a una metódica duda que resta credibilidad a todo nuestro entorno.
Todo tipo de inmoralidad, sea ésta descubierta o no, es un acto de injusticia. Debemos premiar el esfuerzo inteligente que respete la ética, como así la capacidad para revertir errores y fracasos.
También la desigualdad de oportunidades es injusta. Mucha gente aprecia solamente la riqueza acumulada de bienes y no da prioridad a la riqueza intelectual y moral, ya que no siempre se cotizan ambientalmente como datos de solvencia ponderables
En todos los tiempos, muchos que lograron bienes mediante métodos no éticos, obtenida la acumulación deseada, se convierten en defensores de todo lo que hace a la seguridad jurídica para mantener su patrimonio. Sus dichos sobre moralidad son incompletos, porque silencian un pasado que si trasciende es vergonzante e ilegal. Una vez logradas las malas acreencias, elaboran sus creencias protectoras sin un auténtico sinceramiento.
La decadencia ética de algunos los lleva, consciente o inconscientemente, a convertir la amoralidad en un hábito moral, que puede confundir a algunos ciudadanos como norma moral. Es cómo si lo amoroso sustituyera al amor, y el amante al amado. Este tipo de fe termina afeando a la sociedad.
Debemos aprender a cambiar los bellos sueños por la realidad, para que esta logre ser más hermosa.
Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero n° 843, del 25 de junio de 2003 |