Ariel Vázquez integra el personal de la Reserva Natural Parque Luro desde hace 17 años.
Es nacido en La Humada, el pequeño pueblo del noroeste provincial muy cerca del límite con Mendoza, que sueña con ser protagonista del paso del Corredor Bioceánico.
Ariel no conocía otra cosa que los fuertes vientos, las permanentes sequías y ninguna ciudad, el día que lo llamaron de la marina para realizar la colimba en Puerto Belgrano, hace dos décadas.
Avido de sueños, con toda la fuerza de la juventud y apreciando la oportunidad que la vida le brindaba, aprovechó las circunstancias del destino cuando pudo conocer la Antártida en una operación de rescate que forma parte de la historia argentina de nuestra Fuerza Naval. Esa misión lo catapultó a conocer el mundo, que aún brilla en sus ojos cuando evoca los recuerdos; a conocer el mundo, desde La Humada.
«Tuve la suerte de que mi primer destino fue un barco, el ‘Aviso Gurruchaga’ -cuenta Ariel Vázquez, a quien vemos en la foto con 20 años menos, manteniendo su forma de ser sencilla, agradecida, respetuosa-. En el ‘Aviso Gurruchaga’ navegué todo un año, desde Mar del Plata con rumbo a Ushuaia. Pero antes de terminar el servicio surgió lo inesperado, naufragó el único buque turístico que tenía Argentina, el ‘Bahía Paraíso’ (ver aparte).
Conocer la Antártida
La tragedia, de la que afortunadamente no hubo que lamentar víctimas, fue una oportunidad dorada para Ariel.
«Aquel acontecimiento motivó la maravillosa posibilidad y el honor, de viajar a la Antártida... una experiencia inolvidable para mi...»
Su desempeño en esa expedición fue tan bueno, su comportamiento y su conducta fue tan ejemplar, que resultó premiado para recorrer el mundo en la embajadora argentina la «Fragata Libertad».
Ariel recuerda que mucho le llamó la atención el recibimiento a la Fragata Libertad en todos lados, el respeto de la gente, la admiración por la nave. |
La Vuelta al Mundo
«El 30 de mayo de 1989 zarpamos de Capital Federal rumbo a Recife, Brasil -cuenta Ariel Vázquez-, fue todo un sueño que hoy después de 20 años estoy despertando -expresa y surge una anécdota:- Al partir de Buenos Aires, desempeñándome como mozo del comandante, atendí al Presidente Alfonsín con un café. En el regreso, al llegar nuevamente a puerto, lo hice con el doctor Menem.
El mágico Marruecos
Y continúa con el viaje: «Luego de Brasil, cruzamos el Ecuador, donde se bautiza a los grandes marineros. Seguidamente y tras 18 días de navegación, cruzamos el Atlántico para llegar a un mundo extraño y sorprendente para mi: Casa Blanca, en Marruecos. Allí pude conocer Mezquitas y el mundo árabe» algo inimaginado para el muchacho de La Humada-.
La llegada a Europa
«Después vino lo mas impresionante -confiesa-, entrar por el río Sena a Francia. Allí participamos del festival mas grande del mundo de los veleros y fue emocionante que nuestra Fragata fuera la abanderada y la mas importante, por todos los record que tiene».
Ariel despliega las fotos, el pasado cobra vida, sonríe recordando cada escena y a sus compañeros, con quienes se juntará en pocos días más para recordar estos 20 años de aquel viaje.
«Estar en la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la Catedral de Notredame, fue como bailar en el paraíso, me sentía aturdido, más sabiendo del rincón de necesidades y dificultades desde donde yo venía, era para mi todo maravillosamente inimaginado» expresa Ariel visiblemente emocionado.
«En Europa fueron días que no puedo explicar con palabras, porque un atardecer estábamos llegando a Hamburgo, Alemania, días mas tarde llegábamos a Oslo, Noruega y seguidamente a España, era como soñar con la propia historia...
Imposible no emocionarse hasta las lágrimas al llegar a Portugal, como siempre, recibidos por caravanas de barcos y papelitos en los edificios».
Ariel recuerda que mucho le llamó la atención el recibimiento a la Fragata Libertad en todos lados, el respeto de la gente, la admiración por la nave.
Anclar en Maryland, Estados Unidos y la visita a Washington DC «fue como ver una película de Hollywood. Estar en el Capitolio, en la Casa Blanca, en el Pentágono... ya todo había superado mi capacidad de asombro». |
Norteamérica y el Caribe
«No habíamos alcanzado a despertar y ya cruzábamos el Atlántico hacia Baltimore y Norfolk en Estados Unidos». En esta parada visitaron Washington, la capital estadounidense y todo su atractivo entorno.
«Fue como ver una película de Hollywood. Estar en el Capitolio, en la Casa Blanca, en el Pentágono... ya todo había superado mi capacidad de asombro y de pronto, un anochecer estábamos cruzando el Triángulo de las Bermudas rumbo a Santo Domingo, República Dominicana, donde llegó Colón».
Ariel va desandando el rumbo y quien escribe se imagina la cambiante escena. Los mares, los sitios, su gente. Un caleidoscopio cosmopolita difícil de olvidar aunque pasen 20 ó más años; un viaje épico, único, incomparable.
El regreso
«Lo más impactante fue el cruce del Canal de Panamá rumbo a Perú -resume Ariel con la evocación del final-, como placentero fue navegar entrando a Valparaíso y Viña del Mar en Chile, donde el Reloj de Flores nos estaba anticipando que estábamos llegando al fin del mundo, a Ushuaia y los Canales Fueguinos.
Un caluroso día de noviembre el sueño mas maravilloso de mi vida estaba amarrando en Dársena Norte, para llegar al puerto de mi actual realidad donde se cumplen 20 años de aquel honor, del orgullo de haber representado en la Antártida y en el Mundo, a mi país, a mi provincia de La Pampa y a mi Oeste del alma, portando sólo los valores y el respeto de una persona de bien» expresó.
Como final reseñó: «Este premio a mi conducta es el premio a toda esa sencillez, a esa sinceridad, a esa humildad, ese silencio lleno de sufrimiento de mis paisanos del oeste, que en su honor hoy me atrevo a relatar por primera vez... Y el destino me a hecho otra vez un nuevo regalo… anclado desde hace 17 años en la Reserva Natural Parque Luro, el orgullo de mi querida provincia de La Pampa»
"Bahía Paraiso", el buque que en un viaje turístico se hundió en 1989 con apenas 7 años de servicio.
El buque encallado es abandonado por pasajeros que se refugiaron en una base militar norteamericana. Luego también lo abandonó la tripulación. |
Construido para la Armada Argentina en los Astilleros Principe y Menghi SA, en Dock Sud, provincia de Buenos Aires, el buque polar "Bahía Paraíso" fué botado el 3 de Julio de 1980, pero recién se incorporó a la Armada Argentina el 12 de noviembre de 1981, naufragando luego, el 31 de enero de 1989, tras siete años y dos meses y medio de servicio naval.
Dice la historia oficial que "El 28 de enero de 1989 a las 14:15 hs mientras cumplía sus tareas en la campaña antártica de verano y llevaba a bordo un grupo de turistas, encalló frente a la base norteamericana de Palmer, obligando su estado a que el pasaje abandonara al buque en balsas y lanchas hacia la Base Palmer que dio refugio a los náufragos. La tripulación, luego de intentar sin éxito reflotar al buque, hizo abandono del mismo el lunes 30 de enero. La nave se hundió el día siguiente, permaneciendo un 80% de su superestructura bajo las aguas".
El buque polar "Bahía Paraíso" fue barco hospital en la guerra de Malvinas y tambien fue un buque que salvó muchas vidas en el hundimiento del Crucero General Belgrano.
Al momento del naufragio, el buque realizaba un viaje turístico, transportando un contingente de europeos y norteamericanos entre los cuales había integrantes de la National Geographic.
El Bahía Paraíso también tenía la misión de reaprovisionar las bases antárticas argentinas, por lo cual transportaba combustible en barriles. Al encallar, se temió que se produjera una masiva contaminación de petróleo, lo que provocó la inquietud de las entidades conservacionistas porque amenazaba la fauna y la flora antárticas.
Hoy todavia, los efectos de esa contaminación siguen siendo motivo de debate, junto con la pérdida inexplicable de dos costosos helicópteros SH-3 Sea King que portaba la nave. |