Si los pueblos no se ilustran,
si no se vulgarizan sus derechos,
si cada hombre no conoce lo que debe,
nuevas ilusiones sucederán a las antiguas
y después de vacilar ante mil incertidumbres,
será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos
sin destruir la tiranía.
Mariano Moreno
Los avances científicos y tecnológicos acarrean nuevas modalidades de trabajo en casi todas las actividades del hombre. El crecimiento y desarrollo de los diferentes aglutinamientos sociales que se dan en el mundo tiene nuevas apetencias y necesidades que van variando en los tiempos y circunstancias. Ese constante cambio es estudiado con mayor o menor profundidad por muchos profesionales que actúan en los campos de la sociología, la política, la economía.
Podríamos representar arbitrariamente ese mundo global como un gran supermercado con diferentes stands y góndolas que contienen variados productos en exhibición. La población es como una clientela potencial que busca diferentes oportunidades para satisfacer deseos y apetencias. Esa clientela se desplaza migratoriamente por diferentes sectores del imaginario supermercado en una búsqueda que está delimitada por distintos parámetros que se suman y potencian entre sí, o se restan simultáneamente. Así como en el supermercado común la gente hace sus compras con los límites que le marca en primer lugar su presupuesto, el tiempo disponible, la capacidad de acarreo y finalmente el cansancio físico o el hastío; en la hipótesis mencionada esos movimientos están marcados por motivaciones similares, a las cuales hay que agregar otras que conviene tener presentes.
¿Cuál es el precio justo a pagar por un servicio o un bien? Desde ya la famosa ley de la oferta y la demanda es de un gran peso en la definición de valores. Pero no es eso sólo, si bien la utilidad y calidad del objeto en el mercado es esencial para decidir la voluntad del cliente, factores como la capacidad de comunicación entre quienes ofrecen y quienes reciben marcan un parámetro fundamental para la aceptación de la propuesta. Quien sabe comunicarse con claridad y honestidad consigue voluntades favorables.
Otro factor que facilita el interés de ese cliente es que en ese recinto-territorio exista seguridadde que sus bienes personales no van a ser hurtados, o mediante violencia robados. Además un libro de quejas debidamente atendido implica la sensación de justicia. La variedad de opciones viables genera expectativas favorables para satisfacer deseosjustificables.
Cuando se reúnen todos estos atributos se genera confianzaen el público que adquiere con orgullo el sentido de pertenencia.
Un país no es un supermercado pero hay ciertas reglas de conducta de la microeconomía empresaria, que deben ser tenidas en cuenta también en la macroeconomía nacional, si no queremos que ese cliente poblador emigre hacia otro sitio o, no pudiendo hacerlo manifieste públicamente su disconformidad. La pérdida de fe y la imagen desfavorable que se genera significa la pérdida de la alegría de ser y estar.
Al concepto de calidad total, del cual tanto se habla en el gerenciamiento de la empresa moderna, debe agregarse el de justicia total en todos los niveles en el gerenciamiento de un país. Si no, conceptos como república y democracia tendrán sólo el valor de meras invocaciones a dioses inexistentes. Porque la República y la Democracia son creaciones de la madurez del hombre, que lamentablemente puede tener momentos de regresión social, que lo hacen retroceder a paisajes cavernarios, o a torres de Babel construidas y destruidas por la soberbia de tiranos disfrazados de gobernantes.
Carlos Besanson
Publicado en el Diario del Viajero nº 427 el 5 de julio de 1995 |