En el Bicentenario de la Patria: 1810-2010, el Consejo Federal de Turismo de la República Argentina, propone recuperar a lo largo y ancho del país algo que predominó en estos largos doscientos años: “El Carnaval” como Fiesta Popular.
Hoy hay lugares puntuales que nos congratulamos que han conseguido con las pausas de estas celebraciones, resonancia, y organización de acontecimientos turísticos.
Pero, el Consejo Federal, reivindica, que en todo el territorio nacional, hay que facilitar oficialmente un par de momentos en los meses más pasivos del verano escolar (en que no se pierden tiempos de educación ni de capacitación), para que igualemos el disfrute de estas tradiciones, desde la conquista social del “Tiempo libre”, en todo el país y disfrutemos todos de la misma opción, no sólo para convocar a la alegría y a los tráficos de viajeros, sino también a la igualdad federal de ciertos momentos con “buena onda”.
Mayor tradición histórica
El carnaval es una de las fiestas populares de mayor tradición en la historia de la humanidad.
Algunos historiadores precisan que los primeros carnavales se remontan a la antigua Sumeria, hace más de cinco mil años, pasando luego la costumbre de la celebración a Egipto y al Imperio Romano, desde donde se difundió por toda Europa, siendo traído a América por navegantes españoles y portugueses en época de colonización y conquista a partir del siglo XV.
Celebración Popular
En la actualidad, el carnaval se encuentra muy arraigado a la celebración popular, alejándose de su significado religioso, alargando los festejos a los primeros fines de semana del mes de marzo.
Con el correr de los años, el carnaval fue adoptando estilos diferentes según cada país, comarca o región. En América incorporó elementos aborígenes y hasta alcanzó ribetes místicos precolombinos. Hoy esta expresión popular se celebra en distintas partes del mundo, haciendo que los escenarios donde se desarrollan atraigan a miles de turistas de otras latitudes para sentir, vibrar y cantar con el paso de las comparsas.
Así, por ejemplo, el Carnaval de Río de Janeiro en Brasil, el de Oruro en Bolivia, el de Venecia en Italia, o el de Gualeguaychú en nuestro país, se encargan de trasmitir los estadios de felicidad que los caracterizan, haciendo que participantes y espectadores se contagien con el audaz ritmo de las «batucadas», disfrutando de un espectáculo lleno de brillo, luz y sonido sin precedentes Actualmente el carnaval se ha convertido en una fiesta popular de carácter lúdico.
El Carnaval en Argentina
El país en las Regiones: Norte, Litoral, Centro y Cuyo, para este período estival, requiere de refuerzos movilizadores, que también les permitirán, romper la nefasta estacionalidad turística.
En Argentina el carnaval se celebra de diversas formas. En la Región Turística Norte se siente la influencia de los carnavales de Bolivia. El la zona del Río de la Plata es con desfiles de murgas en los barrios de Buenos Aires. En el litoral, las comparsas son de estilo carioca y atraen a miles de turistas a ciudades como Concepción del Uruguay, Gualeguay, Gualeguaychú y Corrientes en los meses de enero y febrero
Prohibición Militar
En la década de los años ‘70, la dictadura militar eliminó el feriado de Carnaval del calendario oficial, alegando ganar mayor cantidad de días productivos. Pero es difícil sacar de la tradición y del imaginario mundial, esos pocos días, de celebraciones, en vacaciones escolares de verano y lo tan importante como son las alegrías al alcance del pueblo.
En el año 2005 el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires resolvió que los días de carnaval serían feriados para los trabajadores del ámbito público de la ciudad.
En el Norte Argentino
Los carnavales del norte argentino son marcadamente diferentes de los celebrados en otras regiones del país. Comparte características con los que se realizan en Perú, ya que han tomado costumbres ancestrales incas, a las que han fusionado con nuevos elementos.
En Jujuy, se celebra especialmente en la quebrada de Humahuaca mientras que el valle de Lerma es el principal lugar de celebración en la provincia de Salta, aunque los festejos se extienden por todas las localidades de ambas provincias.
Los hitos más importantes dentro de las ceremonias de carnaval son el desentierro y el entierro del diablo de carnaval
Una semana antes al carnaval comienzan a desarrollarse carnavalitos y bailecitos, en donde se bailan danzas tradicionales. Durante la celebración del carnaval grande los participantes acompañan a las comparsas y se congregan en los alrededores de los pueblos para llevar a cabo la ceremonia de «desentierro del carnaval» y finalmente, una semana después, el «carnaval chico» (el entierro).
Las comparsas y participantes se reúnen alrededor de mojones de piedra, generalmente ubicados en las afueras de la ciudad y se procede a desenterrar al Diablo Carnavalero que simboliza al rojo sol, que según la creencia es quien fecunda a la Pacha Mama (madre tierra), dando origen a las semillas, raíces, troncos, follajes y frutos de la región.
Los diablos aparecen antes del comienzo de la ceremonia. Una vez finalizada la ceremonia todos bajan cantando canciones y se tiran agua, harina, talco y serpentinas. Luego van por las casas cantando coplas.
Patrimonio Cultural
En 1997 la legislatura de la ciudad lo declara Patrimonio Cultural de la Ciudad. Es la única jurisdicción que tiene feriado (realmente se trata de un asueto para empleados públicos) al lunes y martes de Carnaval.
Junto con los carnavales del NOA (Jujuy, Salta, Catamarca, la Rioja,...) los carnavales de la Ciudad de Buenos Aires son los más tradicionales respetando un legado histórico que no está influido por los carnavales, que dentro de nuestras coincidencias regionales del MERCOSUR con el cenit de Río de Janeiro, lo hacen la mayoría de los provincianos del litoral argentino (Corrientes, Gualeguaychú, etc.)
Una costumbre
muy arraigada
Una práctica común en tiempo de carnaval es jugar con agua. En el siglo XIX era costumbre rellenar huevos con agua para después lanzarlos. Las familias de clases más acomodadas compraban huevos de ñandú para tal fin (costumbre que no alentamos hoy desde el turismo responsable). También se llenaban con agua de colonia. Otros objetos utilizados para enviar y jugar con agua eran bolsas de papel, pomos, baldes o jarros. En estos juegos participaban tanto grandes como chicos. En la actualidad, los niños son quienes juegan con agua entre sí durante el día por las calles de los pueblos y barrios, llenando pequeños globos con agua.
Una suma de alternativas, posibles de reivindicar, que el turismo de gran avance Federal, está en condiciones de requerir que recuperemos oficializando para todo el país, los feriados de Carnaval, para estas celebraciones del Bicentenario de la Patria.
Colaboración: Antonio Torrejón
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