Diario del Viajero cumplirá, el próximo -27 de abril- 24 años desde su aparición sin interrupciones. Son 1.200 encuentros semanales con los lectores, con el objetivo de compartir ideas, difundir actividades, propuestas artísticas, empresarias y científicas, recordar muchos temas y darle espacio al lector para su opinión.
Sentimos como un enlace que se ha ido forjando entre quienes desean leer algo distinto, comprometido con los valores y sin especulaciones políticas. Estamos afirmando unas simbólicas bodas de plata, cuyo brillo lo otorga el vínculo que se ha establecido en esta especial relación con los que nos eligen buscándonos cada semana.
Nuestro esfuerzo no es sólo físico, pues afirmar y convalidar objetivos en una sociedad cambiante, donde en ocasiones pareciera que se bailara con la incertidumbre, no es poca cosa. Permanecer estable frente a los vientos y orientar permanentemente, no desalentar y contener con la palabra, es un valor más que agregado, que se llama confianza. Creemos que es el mejor premio a que se puede aspirar. Percibimos una comunidad lectora que confía en nosotros, y pensando en ella es que tratamos de entregarle lo mejor de nuestro trabajo en cada edición.
Un reconocido autor dijo que la mediocridad triunfa bajo diferentes disfraces. No nos disfrazamos de nada y tampoco nos paramos a ver la vidriera de una casa de disfraces. Nuestros propósitos están a la vista… pero no a la venta.
El concepto de gratuidad que mantenemos, fue el elemento novedoso de nuestra salida como medio periodístico. No es un argumento para llenar espacios vacíos, ni una maniobra para adquirir mansos lectores o un proyecto político que utiliza marketing impreso. Es un producto de una empresa que estudia sus costos y los baja, a niveles que puedan ser metas reales como lo es Diario del Viajero.
Compartimos este cumpleaños con todo el equipo que nos acompaña, los lectores y anunciantes y esperamos aprobar el examen del cuarto de siglo que ya empezamos a caminar. Gracias por leernos
Elizabeth y Carlos Besanson |