Periodista: ¿Puedo hacerle una pregunta?
Funcionario: Yo a usted ni lo puedo ver...
Periodista: Perdón, yo no me di cuenta que usted era ciego.
Muchas veces les he relatado las experiencias vividas como profesor universitario en la carrera de periodismo y comunicación. Quienes coleccionan nuestro querido diario podrán repasar la metodología que empleaba para que los alumnos fueran estrictamente puntuales en el horario de clases. Como era una época de muchos conflictos estudiantiles, el comienzo de curso era siempre un cuento o un relato con final gracioso. Con eso lograba que los alumnos retardados trataran de averiguar ansiosamente que era lo que inicialmente habia dicho de gracioso en la charla docente de ese día.
El texto con que inicio este artículo, fue el empleado por mí, en una de las materias denominada Reportajes de esa licenciatura.
Lamentablemente la ironía del chiste tiene actualmente una vigencia encubierta. No siempre es fácil formular preguntas a funcionarios que se autoconsideran exitosos por el simple hecho de ocupar un puesto público. Este error conceptual se da desde tiempos históricos en casi todas partes del mundo.
Llegar a ser no implica capacidad real de cumplimiento de promesas y compromisos Ser elegido no siempre es ser bien escogido. El que engaña no tiene razón, porque sino no tendría necesidad de recurrir a mentiras para poder ser electo.
Los que mienten hacen un esfuerzo para disfrazar la realidad presente para que se los sigan contratando en el futuro. No es cómodo mentir transformando los argumentos en un juego de azar tramposo, que finalmente puede llegar a ser sancionado a largo plazo.
Por esto cuando el reportero periodístico se puede manejar con libertad en las preguntas, sin compromisos laborales y amistosos, puede observar como algunos interrogados los eluden o cortan casi de inmediato la conversación y el cuestionario.
Yo a usted ni lo puedo ver... es un latente mensaje silencioso. No creo que el reporteado sea ciego. Lo que éste no quiere, es que los demás lo vean en el ángulo agudo en que se dirigen las preguntas
Carlos Besanson |