Vértigo, velocidad, caída libre, saltos de bautismo en tándem, planeadores, ultralivianos, experimentales y hasta un reactor ruso que fuera icono de la guerra fría, se darán cita en el cielo pampeano el próximo fin de semana del 12 y 13 de febrero.
Compartirán el espacio aéreo con los planeadores del Club de Planeadores Santa Rosa (CPSR) y los del Club de Planeadores de Rivadavia y Trenque Lauquen, que preveen un encuentro para el mismo día.
Sin embargo, la frutilla del postre, será el Aero Vodochody L-29 Delfín, un reactor de origen checoslovaco, que prestó servicio en la U.R.S.S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) como entrenador durante los años de la guerra fría, único en Sudamérica y uno de los pocos en el mundo de propiedad civil.
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Volar en un reactor ruso
Quienes así lo deseen podrán volar en este veloz reactor ruso cubriendo el costo operativo.
El L-29 Delfín, voló por primera vez como prototipo bajo la denominación XL-29 en 1959. En 1961 concursó en competencia con el avión ruso Yakovlev YAK 30 y el polaco PZL Mielec WSK TS-11 ISKRA durante la búsqueda de un entrenador primario y de combate con armas para las naciones del pacto de Varsovia. Finalmente resultó ser el elegido y se construyeron mas de 3.500 aviones L-29 entre 1963 y 1974.
Armados con cohetes, participaron de la guerra del Yon Kippur como parte de los sistemas de armas egipcios, atacando los tanques israelíes. Tras la caída del muro de Berlín y la disolución de la U.R.S.S., el armamento militar quedó distribuído en los nuevos estados que se formaron.
Sin presupuesto, mucho material aéreo que había sido paralizado» en servicio» fue abandonado a la intemperie. En la base aérea de Zaporizhia (Ucrania), antiguamente dedicada a la formación de pilotos, han quedado abandonados más de ochenta aeronaves, entre ellas unos cincuenta L-29.
En Siberia también podemos encontrar L-29 abandonados en la base de Maryanovka, junto a muchos otros aviones. |