“Monumento al Trabajo” en General Pico. Escultoras: Sandra Rubio, Nahir Rebecchi, Gabriela López, Yolanda Díaz, Flavia Ramis, Bibiana Tittarelli y Mariela Maisterrena.
El 1 de Mayo de 1886, un grupo de obreros estadounidenses se movilizó en reclamo de reivindicaciones laborales, entre ellas el pedido de reducción de la jornada laboral a 8 horas. La protesta pronto desembocó en una huelga nacional. La fuerza demostrada por los obreros marcó un antes y después en la historia laboral.
En Argentina, la primera celebración del día de los trabajadores tuvo lugar el 1° de mayo de 1890 en la Sede del Prado Español en Buenos Aires, en una reunión organizada por el club de trabajadores alemanes Vorwärts.
En los años posteriores, una vez que las distintas fracciones del movimiento obrero organizara actos de forma independiente, se reiniciaron las conmemoraciones del 1° de mayo en nuestro país. Estos actos estaban marcados por una fuerte represión policial. Durante la celebración del día de los trabajadores en la Plaza de Lorea, en el año 1909, la policía atacó brutalmente una reunión de obreros y dejó un saldo de 14 muertos y 80 heridos. Este hecho se conoce como la Semana Roja.
En las celebraciones siguientes, la represión continuó haciéndose presente durante las manifestaciones del 1° de mayo. Sin embargo, la fecha se fue consolidando cada vez más hasta que el 28 de abril de 1930, el presidente Hipólito Yrigoyen decretó el 1° de mayo el día del trabajador en todo el territorio nacional.
Jornada laboral de ocho horas en Argentina
En Argentina, la ley 11.544 sancionada en 1929 durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen, estableció que la jornada laboral no podría superar las ocho horas diarias o cuarenta y ocho semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, excepto para los trabajadores del sector agrícola, ganadero y del servicio doméstico. Esto se modificó el 3 de diciembre de 2008 con la Resolución 71/2008, donde se dictaminó que los trabajadores rurales del país ahora tienen una jornada laboral de ocho horas diarias o cuarenta y ocho semanales.