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Semanario REGION®

Del 29 de mayo al 4 de junio de 2020 - Nº 1.403 - Año 30 - INPI 1983083

Hace diez años… Antonio Yanes se fue a sacar fotos...

Foto

En 2012 la D.N.V. incorporó a su cartelería en los ingresos a La Pampa, la obra póstuma de Antonio Yánes que lleva por título “Caldén Bicentenario”.

Cuando un artista fallece, a sus pares les gusta decir la figura literaria que ‘se fue de gira’. Antonio Yanes decía que lo de ‘artista’ le quedaba grande, se conformaba con ser un «Fotógrafo» con todas las letras. Igual produjo arte y reconocimiento.
Antonio se fue ‘a sacar fotos’ en mayo de 2010 y aún muchos extrañamos sus ocurrencias, sus teorías políticamente incorrectas, su rebeldía sin causa.

Con uno de sus grandes amigos, como el desaparecido boxeador y taxista santarroseño Tito Fuertes -cuyo nombre hoy ocupa una calle de la ciudad-, vivió multitud de viajes y experiencias inolvidables, en las cuales reían como chicos haciendo travesuras de grandes.
Otro gran amigo -quien tampoco hoy está-, el carpintero Jorge Nazari de General Pico, lector y literario consetudinario, lo bautizó a Antonio Yánes como “Lindor Covas, el Cimarrón”, personaje ficticio de la historieta gauchesca de los años ‘60 -autoría de Walter Ciocca-, que definía a un hombre corajudo e indomable, lleno de hidalguía.

Siempre haciendo humoradas en doble sentido, con una puteada fresca a flor de labios y total desenfado, todo se lo tomaba a risa, pero para Antonio, la fotografía era algo serio. Chinchudo, retaba a sus alumnos para que hicieran las cosas bien y alternaba las clases con su otra pasión: hacer asados.
No menos importante fue su gran admiración por la belleza femenina, que retrató durante toda su existencia.

Su vida fue dura, pero fue toda suya, a su manera.
Siendo muy joven, sin poder asumir la muerte anticipada e inesperada de su padre, partió de su Córdoba natal y encaró a Buenos Aires.
En el Mercado de Abasto hizo sus primeras changas. Se abrió camino trabajando y también a las trompadas para mantener su puesto en un medio hostil y de guapos bravos. Conoció y admiró a José María Gatica y fue amigo personal de Enrique Dumas, a quien le regaló su mejor traje el día que debutó profesionalmente (algo que juntos recordaron después en compañía de Silvio Soldán, cuando el cantor vino a actuar a Santa Rosa).

Siendo muy joven, la vida le dió luego una mejor oportunidad de trabajar para una compañía londinense que vendía retratos al óleo, verdaderas creaciones en color, a partir de reproducciones fotográficas blanco y negro o sepia. Allí nació su inclinación por la fotografía y también su admiración por la conducta inglesa.
A partir de entonces, por más de 60 años lo acompañó siempre una cámara fotográfica y por cierto, tuvo las mejores, algunas que hoy atesora su hija, Débora.

Su dedicación lo llevó a ocupar un lugar destacado empresarialmente en la Capital Federal. Llegó a ser entrevistado en las cámaras televisivas del viejo Canal 7 de Buenos Aires por la popular conductora del momento, Lidia ‘Pinky’ Satragno.
Entre sus grandes trabajos, fue fotógrafo del ex presidente de Boca Juniors, Alberto J. Armando, para su obra “Ciudad Deportiva” -que incluía un gigantesco estadio para 150.000 espectadores que nunca llegó a concretarse-.

Ese proyecto trunco de Armando, lindante con lo fraudulento, junto a los vaivenes económicos y la inestabilidad política de mediados de la década del ‘70, lo decidió por instalarse en La Pampa para empezar de nuevo y aquí retrató con pasión todo cuanto se puso por delante de su óptica, e instaló el primer laboratorio color industrial en la Provincia. En 2012, el Distrito Nº 21 - La Pampa, de la Dirección Nacional de Vialidad, decidió hacerle un reconocimiento ilustrando con cartelería los ingresos y egresos de la provincia, con una obra póstuma de Antonio Yánes, la imagen que lleva por título “Caldén Bicentenario”.

Hasta sus últimos días estuvo «aprendiendo fotografía» como le gustaba decir y enseñar. Su esposa y compañera, María Teresa, lo acompañó en vida durante 56 años y en 2018 ella también lo siguió. Sus dos hijos a quien Antonio les transmitió genética fotográfica, aún se dedican a la profesión.
Otras familias pampeanas también formaron parte de la vida de Antonio Yánes, apellidos como Biocca, Ponsone, Fuertes, Aguirre, Gouts, Canelas, Kunz, Navarro, Torres, son solo algunos para mencionar.

Antonio se fue, pero sus ciervos están bramando, sus caldenes permanecen verdes, sus campos lucen horizontes en muchas paredes de La Pampa, de toda la Argentina y del mundo.

Antonio se fue, pero el encuadre de su lente ilustra álbumes, postales, libros, ediciones nacionales y extranjeras, redes sociales e Internet.

Antonio se fue, pero muchas familias tienen en sus casas un poquito de él, en las fotos de sus paisajes y de sus seres queridos, en sus acontecimientos sociales.
No son pocos a los que Antonio les sacó fotos de bebés, de los quince, de su casamiento y más.

Antonio se fue, pero las páginas de nuestras publicaciones están selladas con su huella, con sus imagenes, con su impronta.

Investigador constante, siempre estuvo un paso adelante en su profesión.
Antonio ‘se fue a sacar fotos’ hace ya 10 años, compartió los mejores momentos en familia con sus hijos, pudo disfrutar a sus nietos hasta grandes, siendo un abuelo ocurrente, divertido y presente, aunque lamentablemente no llegó a ver a crecer a sus bisnietos. Esta vez se adelantó demasiado.