El presidente electo Javier Milei, fue el tercero en discordia, el tercio que logró romper con la polarización.
Por Tomás Amela
Durante el 2023 convivimos con un extenso y desgastante proceso eleccionario que debería ser examinado en toda su amplitud promoviendo reformas y calendarios electorales unificados y que simplifique la renovación del mandato que confiere el ciudadano.
En poco tiempo más estaremos inmersos ya, en la contingencia electiva de dirimir en las urnas la renovación parcial de legisladores en la Cámara Baja y Alta del Congreso Nacional para el 2025 y ello tarde o temprano tendrá que ser considerado y modificado.
A partir del 10 de diciembre empieza a escribirse un nuevo capítulo democrático en nuestro país. El pasado domingo en elección balotaje entre dos modelos ideológicos sobradamente contrapuestos, los ciudadanos con un importante caudal de votantes elegimos con el 56 % de votos positivos a nuestro presidente para el período gubernamental 2023 - 2027, y en él se ha depositado la confianza para que conduzca el destino de Argentina.
Tanto Sergio Massa como Javier Milei cada cual, con sus convicciones, ambiciones, antagonismo, y hasta diametralmente distantes discrepancias políticas eligieron su norte de cruzada electoral. Con idas y vueltas, y sin demasiada propuesta concreta. El país, y no es noticia para nadie, atraviesa por un endeudamiento superlativo y sin recursos que le permita hacer frente a los vaivenes de la macro economía, y el juego del poder económico seguirá oprimiendo con sus reglas.
Juntos por el Cambio quedó atrapado en una tela de araña interna que los dejó sin mayores posibilidades concretas de emprender la recta final hacia la Casa Rosada. En tanto la Alianza Unión por la Patria también tuvo su interna entre Massa - Grabois con la clara intención a través de Grabois de recoger votos por izquierda.
La historia irá escribiendo los procederes políticos de cada agrupación, lo que sí es que los argentinos en medio de tantas pálidas no nos merecíamos una campaña del miedo orquestada desde el exterior y avalada por quienes se recostaron sobre la intencionalidad manifiesta. Quién escribe estas líneas, simpatizante, no militante del peronismo, añoró el tiempo en que se militaba con lo realizado y con lo que si iba a realizar.
Rotura de la polarización
Hoy con el diario del lunes, digo, no le alcanzó ni a Unión por la Patria ni a Juntos por el Cambio. Apareciendo en escena el tercero en discordia, el tercio que logró de alguna manera romper con la polarización. Y en una rápida movida luego de la elección general, Mauricio Macri y Patricia Bullrich le aportaron los votos y la logística que le hacía falta a Milei.
Era presumible también, en realidad que sobre los números obtenidos por unos y otros, y por ideología las chances de Sergio Massa de ser erigido presidente se observaban un tanto menguadas. Los votos de las grandes urbes y la paridad obtenida en provincia de Buenos Aires le sirvieron a Javier Milei para consagrarse electo presidente.
Quizá el 44 % los votos obtenidos por Sergio Massa tengan un carácter más genuino y propio que el 56 % de los votos obtenidos por la Libertad Avanza que está a la vista recibió a modo de trasvase ideológico y de préstamo los votos de Juntos por el Cambio. Macri y Bullrich jugaron un pleno y les salió bien, y que ahora además tendrán por delante el titánico esfuerzo de reordenar el espacio rejuntando las cenizas esparcidas.
Política de Estado
Finalmente, Javier Milei logró de alguna manera federalizar su espacio, y hoy tiene la gran oportunidad de no cometer el error de esconder a la ciudadanía la verdad que, aunque resulte cruel marcará un camino, un largo camino que trascienda gobiernos, que trascenderá generaciones, que logrando consensos y que con esa carta de la verdad en la manga logre instituir y plasmar las tan ansiadas políticas de Estado que tanto le hacen falta a nuestro país en pos del bien común.
En los próximos días veremos cómo evoluciona la voluntad y el compromiso democrático de recorrer en armonía el corto camino de la transición política, económica y administrativa sobre todos los ámbitos del Estado.
Colaboración: Tomás Amela