Fallecimiento del Dr. Carlos Besanson. Se fue un hacedor de Arte

Carlos Besanson junto a su esposa, la Lic. Elizabeth Tuma, quien lo acompañó con infinito amor hasta el final.

El director fundador de la Agencia Periodística Cid y del Diario del Viajero, se fue a dormir eternamente el pasado domingo 25 de septiembre, a los 93 años.
Carlos José Besanson no sólo fue un Periodista sagaz y un destacado Abogado, también incursionó con ser Bombero Voluntario y Corresponsal de Guerra, entre otras muchas facetas.

Con tesón logro formar una gran empresa y editar por más de 36 años un periódico gratuito en papel, pionero en Argentina. Besanson se autodefinía como “un fracasado con éxito”. Su excelente sentido del humor lo conjuaba maravillosamente con su perfil chinchudo. La injusticia y la estupidez manifiesta eran dos cosas que no estaba dispuesto a soportar.

Fue un dador de buenos consejos y quienes supieron aprovecharlos se beneficiaron ampliamente.
Su pérdida es irreparable en muchos sentidos -especialmente para su familia y amigos-, porque fue un artista de la escritura.

Sus editoriales en el Diario del Viajero, sin importar cuando las haya escrito, siguen actualizadas con el paso del tiempo... y lograr eso es arte. Besanson fue uno de los pocos profesionales que quedaban de la información, es decir, de los periodistas que se ocupan de advertir y comunicar, pero sin intentar formar con su opinión, o sea in-forman.

Todos los que hemos sido sus lectores compartimos -porque así él lo quizo- hasta sus cuestiones más íntimas en sus Editoriales, experiencias de familia, abusos de especuladores financieros, clases de lunfardo, cátedra de filosofía e historia, en las que personalmente siempre admiramos, el acertado uso de las figuras literarias.

En sus escritos siempre uno sabía de quien hablaba, sin necesidad de nombres, eso formaba parte de su arte.
Hoy estamos despidiendo a nuestro amigo, consejero, mentor y único padre reconocido por nosotros en el oficio periodístico: el Dr. Carlos Besanson, una de las mentes más lúcidas de nuestra historia contemporánea.

María y Gerardo