Jonatan Kaluza, Técnico Paleontológico de la Fundación Azara y el CONICET es el único argentino autor del trabajo recientemente publicado en Nature junto a investigadores de la Universidad de Chile y el Instituto Nacional Antártico Chileno.
En febrero de 2018, un pequeño equipo de paleontólogos en una región muy aislada de la Patagonia chilena (El valle del río las Chinas, Magallanes) enfrentó un desafío único: con un clima helado y solo 5 días restantes de trabajo de campo, necesitaban extraer un bloque de roca desde un cerro empinado, con algunos huesos fósiles expuestos, que presumiblemente contenía el esqueleto articulado de un dinosaurio de 74 millones de años.
Después de mucho esfuerzo y una vez ya en el laboratorio de la Universidad de Chile cuando se realizaban los trabajos de preparación del fósil, los investigadores se sorprendieron con la cola del fósil descubierto que no se parecía a ningún dinosaurio. Poseía un arma grande compuesta por 7 pares de osteodermos (huesos dérmicos) proyectados lateralmente, en una disposición como una fronda de helecho, cubriendo la mitad de la cola.
“Debido a estos grandes osteodermos, nos dimos cuenta que este dinosaurio no era un ornitópodo, sino que debía tratarse de un dinosaurio acorazado. El arma es la razón del nombre de este nuevo dinosaurio Stegouros elengassen: Stegouros significa “cola techada”; mientras que elengassen es el nombre de un mítico monstruo acorazado en la tradición del pueblo nativo local Aonik’enk”, describió Jonatan Kaluza, técnico paleontólogo de la Fundación Azara y primer autor del trabajo publicado.
Hasta este hallazgo, no se conocían dinosaurios acorazados de extremidades esbeltas, que además tuvieran un arma en la cola. Se pensaba que las armas de la cola evolucionaron sólo en formas de miembros robustos y patas anchas, específicamente en los estegosaurios, y en formas avanzadas de anquilosaurios. Los espectaculares estegosaurios se encuentran entre los dinosaurios más reconocibles, por sus famosas placas dorsales verticales, y su arma de la cola de pares de púas. Los anquilosaurios avanzados, en cambio, son famosos por tener un enorme garrote redondeado en el extremo de la cola. Claramente, el arma de la cola en este dinosaurio era “ninguna de las anteriores”. En lugar de pares de púas o un garrote redondeado, se puede comparar con un macuahuitl, el temido garrote / espada de guerra utilizado por los antiguos aztecas.
El fósil de Stegouros se conservó con su mitad posterior (“cintura para abajo”) totalmente articulada y completa, en una posición más profunda que la mitad anterior del animal, que estaba dispersa, y a la cual le faltaban algunos elementos. La evidencia sugiere que la mitad posterior del animal fue enterrada rápidamente en la orilla de un río, mientras que la mitad anterior quedó expuesta por un tiempo y se desarticuló, antes de que también fuera enterrada. Es posible que este dinosaurio muriera en una trampa mortal natural, como arenas movedizas: sus patas estaban estiradas, lo cual es poco común (están plegadas en la mayoría de los cadáveres), y también se encontró boca abajo, a diferencia de los cadáveres de dinosaurios blindados transportados por un río, que tienden a estar boca arriba.
Mientras continuaba la preparación, los investigadores se dieron cuenta de que estaban frente a un anquilosaurio transicional, es decir, un eslabón evolutivo entre los anquilosaurios, y otros linajes más antiguos de dinosaurios acorazados. Por ejemplo, Stegouros tiene sólo algunos de los rasgos que normalmente se encuentran en anquilosaurios: muchos otros están ausentes. También, Stegouros tiene algunos rasgos parecidos a los estegosaurios, heredados desde un ancestro común con ellos, pero que otros anquilosaurios perdieron en la evolución.
De este modo el equipo de investigadores comenzó a notar que el dinosaurio compartía semejanzas específicas con dos de los anquilosaurios más interesantes jamás descubiertos: Antarctopelta de la Antártida, y Kunbarrasaurus de Australia.
El misterio de los anquilosaurios del hemisferio sur
Cuando se describieron en la década de 1980, Antarctopelta y Kunbarrasaurus fueron contribuciones muy innovadoras: Anteriormente, los anquilosaurios solo se conocían en el hemisferio norte, donde su registro fósil es abundante y muy diverso.
Hasta el día de hoy, la información sobre los dinosaurios acorazados del hemisferio sur ha sido muy escasa, pero al mismo tiempo, ha quedado en claro que ahí debió transcurrir un capítulo perdido muy importante de su historia evolutiva. Recientemente se encontró en África una costilla unida a un impresionante osteodermo en forma de púa, que probablemente pertenecía a un anquilosaurio transicional.
Antarctopelta tiene una anatomía muy intrigante e inusual para un anquilosaurio, pero desafortunadamente, está muy incompleto: sólo se ha preservado alrededor del 15% del esqueleto. Antarctopelta vivió en la península antártica en la misma edad que Stegouros, un tiempo en el que ambas regiones eran mucho más cercanas, formando puentes terrestres esporádicos que permitían la dispersión de organismos entre los continentes. Cuando comenzaron a trabajar en la Patagonia chilena, tenían la esperanza de poder encontrar restos de anquilosaurios extraños como Antarctopelta.
En América del Sur, los anquilosaurios eran tremendamente desconocidos: sólo se habían encontrado huesos aislados y fragmentos, que no eran lo suficientemente informativos como para nombrar una nueva especie. El descubrimiento de Stegouros supera las expectativas más optimistas.
Nacen los Parankylosauria
Stegouros proporcionó información importante para comprender mejor a los extraños anquilosaurios del hemisferio sur. El equipo re-examinó directamente los fósiles de Antarctopelta, que incluían algunos osteodermos muy grandes y enigmáticos, cuya identificación no estaba clara. Así fue que descubrieron que estos osteodermos se corresponden perfectamente con los del arma de cola de Stegouros. Antarctopelta también tenía vértebras de la cola especialmente aplanadas. Estas vértebras eran tan inusuales, que algunos autores incluso sugirieron que podrían pertenecer a un plesiosaurio, un reptil marino cuyos restos de alguna manera se habrían mezclado con los del dinosaurio (Antarctopelta se conservó en un entorno costero). Sin embargo, hay vértebras aplanadas idénticas por dentro del macuahuitl de Stegouros, donde la cola tiene una forma aplanada muy particular, semejante a una espada. Los escáneres de tomografía computarizada permitieron observar estas vértebras sin necesidad de intervenir mecánicamente el Macuahuitl. Dada la evidencia combinada de vértebras de la cola especializadas y grandes osteodermos, los investigadores concluyeron que Antarctopelta también poseía un macuahuitl.
“Stegouros bien pueden considerarse una especie de “piedra de rosetta” que permite dar sentido a los anquilosaurios del hemisferio sur” destacó el único integrante argentino del equipo de investigadores Jonatan Kaluza, técnico de la Fundación Azara. Semejanzas clave entre Stegouros y Kunbarrasaurus se encuentran en regiones anatómicas que no se conservan en Antarctopelta (húmero, pelvis, huesos del cráneo), mientras que estas similitudes entre Antarctopelta y Stegouros no se conservan en Kunbarrasaurus (elementos de las extremidades distales y la cola).
Stegouros une toda esta información para proporcionar un nuevo panorama de los anquilosaurios del sur, y cómo pueden haber diferido de las formas del norte: tienden a ser de menor tamaño, con armadura más ligera y miembros más delgados, y al menos algunas formas también presentan el distintivo macuahuitl. Basándose en métodos exhaustivos para estudiar las relaciones entre los dinosaurios (análisis filogenético), los autores propusieron el nombre Parankylosauria (“al lado de los anquilosauria” ) para los extraños anquilosaurios de transición del hemisferio sur, y el nombre Euankylosauria (“verdaderos anquilosaurios”) para los más formas más familiares del hemisferio norte.
Lecciones y perspectivas
La evolución del macuahuitl no tuvo relación con la evolución del garrote de la cola en otros anquilosaurios. Las formas con mazos de cola son parientes lejanos, y las tomografías computarizadas muestran que el arma de la cola de Stegouros implica un conjunto de cambios anatómicos completamente diferentes a los ocurrieron en el garrote de la cola de anquilosaurios avanzados.
La conclusión es que los dinosaurios blindados ahora pueden ser entronizados entre los vertebrados terrestres, ya que son el único linaje que ha desarrollado de forma independiente tres tipos radicalmente diferentes de armas especializadas en la cola: las púas pareadas de estegosaurios, el garrote de anquilosaurios avanzados, y el macuahuitl de Stegouros. Los Parankylosauria carecen de muchos rasgos de los anquilosaurios “verdaderos” que ya estaban presentes en el Jurásico medio, hace unos 165 millones de años. Por lo tanto, las raíces de Parankylosauria deben ser muy antiguas, anteriores a esa fecha. Esto implica que la mayor parte de la historia evolutiva de Parankylosauria aún queda por ser descubierta.
Esta investigación fue financiada por ANID (Gobierno de Chile) a través de la beca PIA Anillo Nº ACT172099 y la beca FONDECYT Nº 1190891 a AOV, donación FONDECYT N ° 1151389 a MAL. Contó con la colaboración de la Estancia Cerro Guido por otorgar acceso e importante apoyo logístico y el director de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, Adrián Giacchino, por su apoyo incondicional en la formación de profesionales.
Los autores del trabajo publicado en Nature son Sergio Soto-Acuña, Alexander O. Vargas, Jonatan Kaluza, Marcelo A. Leppe, Joao F. Botelho, José Palma-Liberona, Carolina Simon-Gutstein, Roy A. Fernández, Héctor Ortiz, Verónica Milla, Bárbara Aravena, Leslie M.E. Manríquez, Jhonatan Alarcón-Muñoz, Juan Pablo Pino, Christine Trevisan, Héctor Mansilla, Luis Felipe Hinojosa, Vicente Muñoz-Walther, and David Rubilar-Rogers.
Red Paleontológica U-Chile. Departamento de Biología, Facultad de Ciencias, Universidad de Chile, Fundación Félix de Azara, Argentina, CONICET, Argentina, Laboratorio de Paleobiología, Instituto Nacional Antártico Chileno, Escuela de Medicina Veterinaria, Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Concepción, Universidad de Magallanes, Universidad de Vale do Rio dos Sinos, Brasil Departamento de Ecología, Facultad de Ciencias, Universidad de Chile, Área Paleontología, Museo Nacional de Historia Natural de Chile.
Fuente: AZARA