General Pico se destaca entre otros aspectos, por su excelente potencial académico. Recientemente en calle 20 esquina 29 se terminó de levantar con fondos provinciales el JIN Nº 8 de la Escuela 66 que permitirá el mejor desenvolvimiento de la educación inicial.
Hemos recorrido los piquenses un largo camino que fue de tierra y rieles y que hoy, ya pavimentado, nos permite avanzar a grandes pasos. Desde el primer caserío de adobe y chapa, pasamos por la creatividad urbana de criollos y de gringos, hasta llegar a un presente en el que la casa colectiva comienza a mirar hacia lo alto. La pretensiosa arquitectura, producto de la iniciativa privada y de propuestas oficiales, es un síntoma vital de crecimiento.
Estamos hechos de planicies. Nuestras vidas han transcurrido con la burbuja al centro de un nivel imaginario. Por eso expresiones como pampa, llanura y horizontes lejanos nos resultan familiares.
Y sin embargo esa habitualidad que en lo urbano se remonta a más de cien años de construcciones simples, chatas, sin ambiciones de vuelo, a veces bellas y otras anodinas, pareciera modificarse por imperio de nuevas formas y energías.
Como ocurriera con Santa Rosa, desde hace un tiempo General Pico mira al cielo, o es que sus nuevas estructuras urbanas quieren confundirse con las nubes más modestas.
Hace muchos aniversarios, el poeta Nervi decía de nuestro pueblo “Y aquí, donde La Pampa ensaya el vuelo / es una calle abierta al infinito…” Probablemente se refiriera a nuestro vigor industrial o al numen de sus escribas, pero sus versos aciertan hoy también con lo edilicio.
Estamos creciendo hacia arriba con modestia en lo que se da en llamar edificios de propiedad horizontal. Nos ajustamos a normativas limitantes ya que estos edificios no deben superar cierta altura para que sus habitantes mantengan en un futuro la calidad de los servicios elementales de agua, desagües, gas natural, energía eléctrica y cloacas.
Se intenta, según se ve, facilitar un crecimiento responsable y sustentable que impida los colapsos de servicios sufridos en otras ciudades a causa de un desarrollo apresurado.
Atento a ello un amigo de otras latitudes me preguntaba días atrás: - ¿Y…como van las torres enanas de Pico?
A su ironía no le faltaba razón: estamos aprendiendo a mirar hacia arriba con precauciones, sin despegarnos de aquello que permite un crecimiento armónico para no “construir castillos en el aire” como en los versos de Cortez.
Nuevos emprendimientos
A las primeras construcciones de altura que precisamente son las más elevadas, le siguen por estos días varios emprendimientos que por sobrios, guardan una relación amigable con el paisaje, como dirían los arquitectos del presente.
Se intenta viajar hacia el futuro sin olvidar la historia y por eso se conservan formas y motivos que alimentan la memoria, como el caso de la vieja panadería de 9 y 20 que conserva su fachada original mientras sustenta los sueños del ahora.
Aparece desde el subsuelo la primera de las tres torres diseñadas en 19 y 22 con el nombre de “Terrazas del Centro” que dotarán al sector de bienes múltiples y de una estética de grises y verdes jamás soñada en el tiempo de los viejos hoteles que miraban a la estación.
Se aproxima un gran edificio en 13 entre 18 y 20, no para olvidar, sino para memorar el antiguo Salón Azul de los Revelli que funcionara allí como el bar de don Ramón Amela.
Edificios interesantes crecen en 15 esquina 24 y en 10 entre 17 y 19 en lo que fuera la Panadería Dadone, mientras se espera el comienzo de otro de altura en la Avenida San Martín entre 17 y 19 donde aún resiste la vieja casa de la familia Petrelli.
En el barrio Indios Ranqueles se construyen tres naves del Polo Tecnológico y en el Barrio Este ya tenemos por iniciativa privada un edificio de departamentos de mediana altura.
En calle 20 esquina 29 se terminó de levantar con fondos provinciales el JIN Nº 8 de la Escuela 66 que permitirá el mejor desenvolvimiento de la educación inicial.
Hace poco se concluyó el nuevo espacio oficial donde funcionan el Concejo Deliberante, el Registro Civil y la Justicia de Paz, se proyectan importantes obras edilicias en el Palacio Municipal, en Médano y en el Viejo Galpón, incluyéndose el Parque Ecológico, con fondos de la Nación y la construcción de un hospital en el Barrio Federal.
Remontando sueños
El mirar hacia lo alto es una consecuencia natural del crecimiento de la ciudad, de la mayor densidad en las áreas centrales y de una población que algunos estiman en 80.000 habitantes, más allá de los datos exhibidos por el censo del 2010, que se nos ocurre mezquino o mentiroso. Veremos qué nos dice el próximo recuento.
Mientras tanto observamos con expectativa el avance de las nuevas obras destinadas a vivienda, oficinas y servicios, sabiendo que como en toda intervención humana se generan impactos beneficiosos y perjudiciales.
¿Qué aquí, en medio de la inmensidad de las pampas no necesitamos habitar las alturas? Pudiera ser. Pero no dejaremos de desafiarlas, porque es propio del hombre confundirse entre la tierra que ama y los sueños que remonta.
Y estas maravillas urbanas son un regalo de cumpleaños para la ciudad que nos alberga.
La construcción es pan
Si bien los edificios se construyen de hormigón, ladrillos, cerámica, vidrios y argamasa, tienen la virtud de transformarse en pan mientras se yerguen.
Porque cada emprendimiento edilicio es sustento para quienes los proyectan y sobre todo para los humildes trabajadores que los fraguan. Mano de obra que llamamos.
Nuestro orgullo al ver crecer paredes y techos que serán hogares, negocios y oficinas, debiera estar acompañado por la alegría de saber que dan trabajo a miles de albañiles, peones, instaladores, pintores, decoradores, transportistas, obreros de industrias y empleados de comercios que en silencio construyen para dar bienestar a sus familias.
Observando en cada obra el trajín de tantos operarios podríamos decir con Joan Margarit, el laureado poeta y arquitecto español:
Albañiles al alba encienden fuego / con restos de encofrados. / La vida ha sido un edificio en obras / con el viento en lo alto del andamio.
Una observación de Hugo Ferrari en el aniversario de la ciudad
A 116 años de su fundación, la Ciudad no abandona las bases de una comunidad que en sus albores trazó un camino que las generaciones venideras no abandonaron. Pico es sinónimo de participación y compromiso.
En la actualidad lo que General Pico tiene en claro es que tenemos que ser una ciudad de servicios, para eso es clave el trabajo mancomunado entre ciudadanos, organizaciones intermedias y los gobiernos de turno. Con diferentes ideas pero con un mismo objetivo, se va transitando ese camino.
Un lugar para desarrollarse
Probablemente las instituciones intermedias no tengan el protagonismo que les destaca la historia piquense, pero de a poco van recuperando ese papel que tantas satisfacciones le dieron a generaciones de pobladores y que nos permiten disfrutarlas a quienes habitamos nuestra querida ciudad.
No me caben dudas que nuestros antecesores estarían felices de saber que seguimos con la premisa que Pico sea un lugar para desarrollarse, que cada vecino y vecina tenga el ámbito ideal para formarse y cultivarse. Esto permite construir un presente y pensando el futuro, no solo para nosotros sino también para las generaciones venideras. Por eso es importante que sigamos incentivando y desarrollando los espacios de participación.
Contención social
Obvio que General Pico es otra porque así lo exige la evolución del mundo, pero continúa siendo la de clubes que además de su función deportiva, prestan una contención social que es envidiable en ciudades parecidas a la nuestra y hasta de algunas otras que son grandes urbes; Pico desde los comercios, las pymes y las pequeñas industrias sigue acompañando el crecimiento de la comunidad y si a educación nos referimos, la extensa oferta terciaria y universitaria que provoca anualmente un gran movimiento de estudiantes también permite una inyección económica que obligadamente debemos volcar en servicios para permitir que nos sigan eligiendo.
Compromiso y participación
Como a todo el mundo, la pandemia nos puso a prueba, detuvo la marcha, pero el sistema de salud pública más el compromiso social que nos caracteriza, hizo que lleváramos este imponderable de una manera aceptable aunque obviamente el dolor de perder tantas vecinas y vecinos no podremos olvidarlo jamás. La comunidad toda enfrentó un desafío, cada uno de nosotros somos esa comunidad y volvieron a florecer con fuerza esas dos características que nos identifican: el compromiso y la participación.
Desarrollo y crecimiento
La pandemia no ha terminado pero cada uno de los y las piquenses tenemos en claro que será clave el esfuerzo compartido para volver a pensar en el desarrollo y el crecimiento. Es allí cuando en nuestra memoria aparecen todo lo que hicieron quienes nos antecedieron, no había barrera que les impidiera pensar el General Pico del futuro y estoy convencido que honraremos esa memoria.
Repetidamente escuchamos que Pico es trabajo, nos hemos adaptado a la modernidad por el esfuerzo, sacrificio e ideas de todos y todas. La ciudad se ha sostenido en el tiempo de esa manera y por ese camino.
General Pico será lo que quiera y decida ser, la historia nos marca que somos una ciudad de participación y compromiso, al arribar a estos 116 años estoy convencido que vamos por el camino correcto, que nunca nos apartamos de la línea imaginaria que nos trazaron tantos hombres y tantas mujeres que sumaron su granito de arena para que sea la ciudad que elegimos para vivir.
Colaboración: Héctor Viola, periodista y Concejal por el FREJUPA
El pasado miércoles 10 de noviembre se conmemoró el 107° aniversario del Establecimiento Asistencial Gobernador Centeno, de la ciudad de General Pico, motivo por el cual se realizó un acto de reconocimiento al personal jubilado entre el 1 de noviembre de 2019 y el 1 de noviembre de 2021.
Trabajadores y trabajadoras de distintas áreas se hicieron presentes para recibir de las autoridades del Establecimiento y a compañeros y compañeras de trabajo en el merecido homenaje tras años de desempeñarse en Salud.
Esteban Vianello
“Aprovechamos este día para realizarles un merecido homenaje a ellos mismos. Hubo mucho personal que desempeñó su tarea en los difíciles momentos de pandemia y el poder hacer este reconocimiento nos llena de alegría, es muy gratificante compartir esto con gente que compartió lugares y trabajo junto a nosotros” manifestó el director del Centeno, Esteban Vianello.
“Siempre lo que nos llevamos del otro es la humanidad que tuvieron para con uno, eso genera un vínculo de amistad, de compañerismo, y esto hace que sea más gratificante y llevadero el trabajo, y el hecho de que el lugar de trabajo sea parte de una persona, ellos son parte de nuestra gran familia de salud”, continuó.
Readecuación de los servicios pos-pandemia
Consultado por la continuidad de los servicios a partir de la mejora en la cuestión sanitaria producto de la pandemia, Vianello sostuvo: “nos encontramos en un proceso de adaptación a una nueva realidad sanitaria. Aún estamos en pandemia pero también sabiendo que esto llegó para quedarse, por lo cual debemos readecuar todo lo que es el sistema de salud para convivir y trabajar abiertamente con esta situación epidemiológica, tratando de diagnosticar lo más tempranamente posible y asi evitar que algún brote nos complique el sistema. Simultáneamente trabajamos en la apertura general de todos los servicios de salud, que viene un poco postergado por toda la situación que ocasionó la COVID, y el poder adaptar todo, es el otro gran desafío”.