En el mes del niño me pongo a pensar en algunas letras de canciones de cantautores que hablan de ellos, Serrat: en la canción: “Esos locos bajitos” expresa: niño: deja ya de joder con la pelota, que esto no se dice, que esto no se hace, que esto no se toca… Lerner en “Cuando seamos grandes”… quisiera cantarle a los más grandes para que me ayuden a crecer…quiero libertad, quiero abrir las alas y que me acompañes a volar… que miradas distintas de la niñez, verdad?
Ojala pudiéramos seguir viviendo con el niño que fuimos, porque cuando uno es niño vive en Kairos, vive en el tiempo propio, hasta que la cultura nos atraviesa allá por los seis años, hasta ese momento éramos totalmente libres de pensamiento y uno vivía en una realidad paralela, sin tantas normas y reglas por cumplir, sin responsabilidades y en un determinado momento: aparece Cronos, que nos va marcando con el calendario y aparecen los días, meses, horas, minutos, segundos y comenzamos a correr en una carrera que no tienen fin, el reloj nos encadena.
Volver a ser niño otra vez es tener ingenuidad, maravillarte con papá Noel, comprender a los Reyes Magos cuando no traían lo que habíamos pedido, porque no lo tenían en la bolsa, pasarla bien en la escuela aunque no nos salieran bien las letras, encontrar amigos que todavía tenemos en agenda, ver con nuestro observador óntico mas allá de la luna y las estrellas.
Los sentidos que nos transportaban a islas mentales, donde solamente ibas cuando eras un pequeño: olores a maicena recién hecha, al tuco de mamá, a la colonia para después del baño, a los zapatos limpios con blanqueador para ir al cine, el olor a los útiles nuevos de primer día de clase, olor a aromos florecidos y paraísos también, torta de budinera, budín de pan, mate cocido en pava de hojalata, y ruidos que eran una canción de cuna: los cantos de los horneros, los arrumacos de las palomas, el vaivén de la máquina de coser que confeccionaba vestidos en serie…
Volver a ser niño, ya no podemos, porque no podemos manejar las cronologías, pero sería bueno no perder al que quedó escondido en algún rinconcito de nuestro corazón, y es el que aparece en situaciones límites, cuando ves a un perro sufriendo atado a una cadena o a una paloma con el ala rota, cuando miras la luna llena y te quedas contemplándola, pensando que está llena de queso gruyere, cuando escuchas una canción que te emociona, cuando tienes que tomar una decisión importante y pienses en alguien de la familia que te contenía.
Volver a ser niño; seria ser desinhibido, espontáneo, que otro asuma responsabilidades, quebrantar algunas reglas; que no tengas que dormir la siesta, que puedas hablar en la mesa, que te lean cuentos infantiles, que el reloj no exista, y como dice Paco Candela en su canción “…quien pudiera volver a ser niño de nuevo, a creer otra vez, que la guerra era un juego y no darle valor ni importancia al dinero…quien pudiera volar en las alas del tiempo y otra vez regresar a los años aquellos y volver a soñar con un mundo perfecto”.
Volvamos a ser niños de a ratos, total nadie lo sabe, quizás nos delate el brillo en la mirada y una sonrisa dibujada en la cara.
Colaboración de Alicia Pastor