Playa oeste de Isla Mujeres, muy próxima a la Punta Norte. El agua clara, cálida, abundante en vida marina, los arrecifes y las cuevas, atrajeron hasta a Jacques Cousteau.
En ediciones anteriores (ver REGION® Nº 1.257 y Nº 1.258) reseñamos aspectos de la “Riviera Maya”, que es una porción de la costa de la Península de Yucatán, bañada por el Mar Caribe, en México. Dijimos que entre los puntos turísticos más desarrollados se destaca la moderna ciudad turística de Cancún, su exclusiva Zona Hotelera y la muy cercana Isla Mujeres, tema con el cual hoy continuamos.
Tras dos ediciones dedicándonos a la ciudad de Cancún, es hora de abordar uno de los principales atractivos de la misma, que es su vecina y muy próxima “Isla Mujeres”, un paraíso descubierto hace pocos años, que atesora lugares increíbles.
La isla del paraíso
“Isla Mujeres”, de ocho kilómetros de largo por medio de ancho, se encuentra apenas a seis kilómetros de distancia de la costa de Cancún desde donde puede visualizarse a simple vista.
Isla Mujeres resulta un sitio ideal para un descanso del agitado ritmo de la gran ciudad balnearia, una refrescante opción a la que se accede con facilidad a través de múltiples posibilidades de traslado, desde modernos catamaranes de la empresa “Ultramar”, que zarpan cada 20 ó 30 minutos constantemente desde Puerto Juárez y otros muelles, como también con otras embarcaciones de mayor o menor tamaño, que ofrecen diferentes opciones del recorrido, que a veces incluye zambullidas en cuevas y arrecifes al paso, o una excursión a la isla con tiempo para disfrutar de la hermosa playa en Punta Norte, e inclusive la degustación de un exquisito almuerzo con frutos de mar en Playa Tiburón.
Muy accesible
Simplemente “Isla”, como se le llama cariñosamente, atrajo la atención internacional por sus costas excepcionales. El agua clara, cálida, abundante en vida marina, los arrecifes y las cuevas, atrajeron a Jacques Cousteau, quien acudió guiado por el legendario buzo local Ramón Bravo. Una mejor opción es el área adyacente a la pista de aterrizaje, justo en el sur de la ciudad.
La mayor parte de los residentes de Isla viven del buceo y la pesca. Cerca del extremo norte se ubica el muelle del ferry de turistas, donde los visitantes desembarcan para entrar en el asentamiento principal de la isla. La ciudad aloja tiendas, restaurantes, bares, casas pintadas de colores brillantes y la Plaza Municipal. Al llegar se puede alquilar ciclomotores, carros de golf, bicicletas y taxis (a precios muy económicos).
Abundante belleza
Toda la playa oeste de la isla -la que se enfrenta al continente-, es la de mejores condiciones de esparcimiento, mientras que la orilla este de la isla es rocosa, agreste y casi no cuenta con servicios.
En el parte sur un camino conduce a lagunas de manglares, una pista aérea, playas imponentes y restaurantes de playa.El viaje al extremo meridional de la isla toma alrededor de 20 minutos.
El Parque Marino El Garrafón es un sitio popular de playa e ideal para nadar. Ahí se puede practicar esnórquel, senderismo de montaña, tirolesa, nado con delfines, recorridos en kayak, snuba y buceo. Además, el sitio cuenta con establecimientos para cenar y duchas. En el extremo meridional de la isla se encuentra un moderno faro con vista a un pequeño templo maya dedicado a Ixchel, diosa de la fertilidad. Este templo señalaba a los marineros mayas el camino a asentamientos tan lejanos como Cozumel. Una aldea colorida estilo caribeño con tiendas, un café y un jardín escultórico al aire libre ocupa ahora la entrada a esta área.
Parque subacuático
El intenso color del mar Caribe, playas de arena blanca y aguas muy transparentes, atrapan la vista del visitante en la superficie. Pero no menos atractiva resulta la profundidad submarina, que alberga maravillosas y sorprendentes imagenes.
En el área de Isla Mujeres varios operadores ofrecen una visita al fondo del mar, ya que resulta muy accesible descubrir a una muchedumbre pacífica que alli está sumergida: Una mujer y su niño, un viejo hombre que toca su sombrero, como una manera cortés de decir “hola”; otra mujer que escribe en una máquina muy vieja. Nadie parece percatarse de que el grupo de buzos ha llegado. Si uno continúa buceando, descubrirá algo insólito, un viejo automóvil VW sedán estacionado en el fondo del mar...
Fue el escultor británico Jason DeCaires Taylor quien concibió esta idea extraña y revolucionaria: por décadas, los barcos se han hundido para producir arrecifes de coral a largo plazo. Por supuesto, la belleza consiste en descubrir una vieja nave mientras buceas, pero ¿por qué no esculturas? Con un material ecoamigable, DeCaires produjo 400 esculturas antropomorfas que se convertirán en los próximos años en un arrecife. Hoy, este parque subacuático es la atracción principal de los buzos aficionados y profesionales, e incluso de los esnorquelistas que prefieren admirar esta belleza desde un lugar seguro mientras respiran aire fresco.