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Semanario REGION®

Del 4 al 10 de junio de 2021 - Nº 1.448 - Año 31 - INPI 1983083

Seguridad Vial en el Tránsito en Argentina, la otra pandemia

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Lo dijimos el año pasado y volvemos a repetirlo: los accidentes de tránsito son una pandemia comparable a la del Covid-19.

Sin embargo, la pandemia de accidentes de tránsito nunca ha sido vista por la población mundial y los gobiernos, como un problema de salud tan grave y las medidas de seguridad vial nunca han sido consideradas tan seria y masivamente por los gobiernos ni aceptadas por la gente, como las medidas de la pandemia Covid-19.

En su historia al respecto, el país ostenta uno de los índices más altos de mortalidad por accidentes de tránsito, siendo éstos la primera causa de muerte en menores de 35 años, y la tercera sobre la totalidad de los habitantes.
Las cifras de muertos son elevadísimas, comparadas con las de otros países, llegando a tener 8 ó 10 veces más víctimas fatales que en la mayoría de los países desarrollados, en relación al número de vehículos circulantes.

Una fecha caprichosa
La fecha que fue consagrada el 10 de junio de 1945 cuando se produjo el cambio de mano de circulación de vehículos en Argentina, que a la usanza inglesa era hasta entonces a la izquierda, hoy es algo meramente anecdótico y debería ser el “día del cambio de mano para circular” y listo.
Lo de la Seguridad Vial es algo mucho más serio e importante a lo que debemos hacerle el debido lugar para difundir más campañas de concientización
Todos los días los diarios registran las noticias que más venden: Los accidentes de tránsito. Pero no son las más conmovedoras, ya que los muertos en accidentes de tránsito no nos “llegan”. Se los considera lejanos, creyendo que son cosas que les ocurren “a otros”. Difícilmente se cree que cualquiera puede sufrir uno en el momento menos pensado. Nadie al subir a un automóvil experimenta el miedo que muchas veces se siente al despegar dentro de un avión. La gente sigue sin ponerse el cinturón o el casco, según sea el caso, diciendo: no creo que me pase a mí... y así estamos.

Ejemplos cotidianos
Un motociclista que pasa raudamente sin casco, un automovilista que gira a la izquierda frente a las señales de prohibición, un ciclista zigzagueando entre medio de los autos, que cuando llega a un semáforo en rojo no lo respeta... Es la imagen cotidiana en la capital pampeana ante un problema que ya es cultural. ¿Estamos preparando a la nueva generación para que sean mejores que nosotros?.

Máxima 30 km/hora
La última medida tomada por la Municipalidad de Santa Rosa es la adhesión a la campaña mundial que impulsa la ONU para reducir la velocidad máxima en la zona urbana de 40 a 30 kilómetros por hora. Se trata de un reclamo que también habían impulsado otras organizaciones, señalando que esta medida reduce considerablemente las posibilidades de siniestralidad y en caso de que ésta ocurra, aumentan las posibilidades de las víctimas para sobrevivir.
Esta decisión estaría en sintonía con las medidas adoptadas en la avenida Perón, donde se redujo la velocidad máxima de 70 a 60 km por hora en rectas, de 40 km por hora en ingreso a rotondas y la prioridad de paso a quienes circulen por la misma.

Estrellas Amarillas
La presidenta de la Fundación Estrellas Amarillas, Silvia González, realizó declaraciones a Radio Nacional expresando: “Ojala se pueda lograr. Hemos tenido adhesiones favorables en todo el país. Ahora debemos trabajar en la ordenanza para ver cuáles son los lugares donde se podría aplicar esa baja en la velocidad”.

La Agencia Nacional de Seguridad Vial recomienda a las ciudades reducir a 30 km/h en calles

El Director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Pablo Martinez Carignano, en ocasión de celebrarse la 6ª Semana Mundial de la ONU para la Seguridad Vial "Calles para la Vida" recomienda a todas las ciudades legislar y poner en práctica la reducción a 30 km/h en calles.

El texto del pedido de reducción de velocidad de la ANSV es el siguiente:

" Representantes del Consejo Federal de Seguridad Vial S/D

Tengo el agrado de dirigirme a Uds. en mi carácter de Director Ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, con el objeto en esta ocasión de acercarles una reflexión y una propuesta relativa a la reducción de la velocidad máxima en las calles de las ciudades y pueblos que componen los municipios de vuestras provincias.

En seguridad vial hay una verdad inapelable: a mayor velocidad, mayor es el daño. En los pueblos y ciudades de la Argentina, los peatones son quienes más sufren el efecto que la velocidad de los automotores produce sobre los seres humanos en ocasión de un siniestro vial.

Según datos de 2018, en Argentina murieron 619 peatones y más de 12 mil resultaron heridos, mientras que 210 ciclistas perdieron la vida y casi 4 mil sufrieron lesiones de diferente gravedad, en su gran mayoría en ámbitos urbanos.

¿Qué se puede hacer desde los gobiernos locales para mitigar esta situación? Muchas cosas. Algunas llevan tiempo para producir efectos (educación vial), otras requieren inversiones que en muchos casos están fuera del alcance de las comunidades (infraestructura). Sin embargo, hay una medida que está al alcance de todas las autoridades y que no requiere tiempo ni dinero, sino decisión: bajar la velocidad máxima de las calles como manera de calmar el tránsito y proteger la vida de los usuarios vulnerables de la vía pública.

Al igual que sucede cada vez más frecuentemente en países con larga tradición en seguridad vial, desde la ANSV creemos que Argentina puede bajar a 30 km/h la velocidad de las calles de las ciudades y los pueblos, sin que ello implique atentar contra la fluidez de la circulación. Por eso, recomendamos a los gobiernos locales que den este paso.

¿Por qué 30 KM/H?
En primer lugar, porque a esta velocidad se reduce sustancialmente la distancia de frenado de los vehículos ante una situación de emergencia, lo que incide en la caída de la siniestralidad, como ha sucedido en los países que han adoptado esta medida. Y luego, porque en caso de producirse el hecho, una persona atropellada a 30 km/h tiene un riesgo de morir de apenas el 10%. Dicho de otro modo, de cada 10 peatones atropellados a 30 km/h, 9 sobrevivirán. Por el contrario, a medida que aumenta la velocidad las chances de sobrevida de un peatón se reducen exponencialmente.

Reducir la velocidad máxima permitida en calles a 30 km/h puede salvar vidas y mejorar la convivencia segura entre peatones, bicicletas, motocicletas, vehículos de cuatro ruedas, así como con los nuevos vehículos que surgen en las ciudades en respuesta a la movilidad urbana. Al mismo tiempo, esta medida estimulará los desplazamientos a pie y en bicicleta, reducirá la contaminación ambiental y permitirá disfrutar de la calle con mas seguridad.

Para quienes creen que este descenso afectará la fluidez de la movilidad, ponemos el siguiente ejemplo; imaginemos un desplazamiento al trabajo de unos 10 kilómetros, una distancia propia de una gran ciudad, ya que en la mayoría de las urbes de Argentina la distancia entre los barrios y el centro es mucho menor. Esos 10 kilómetros demandarán, a una velocidad de 40 km/h, 15 minutos. Si la velocidad fuera de 30 km/h, llegar a destino llevará 20 minutos. Como podemos ver, se trata de elegir entre esta diferencia de 5 minutos o la posibilidad cierta de que muchos argentinos y argentinas puedan sobrevivir a un siniestro vial.

Por todo lo expuesto, la ANSV hace un llamado a las autoridades locales a optar por la vida: bajemos la velocidad en nuestras calles.

Confiando en una recepción positiva a esta a esta propuesta, y contando con su apoyo, les saludo muy atentamente.

-Pablo Martinez Carignano Director Ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Ministerio de Transporte"