Desde hace siete ediciones (ver REGION® Nº 1.109 al 1.115) venimos publicando este informe de viaje que lleva por título “De Suramérica a Europa, en barco, auto y avión”, que hoy concluye. En las primeras resumimos el recorrido de un Crucero Transatlántico de 20 días, con partida desde Buenos Aires y destino final Europa. Luego reseñamos el trazado propuesto en tierra, en auto previamente alquilado, desde Valencia (España) -punto de nuestro desembarco-, hasta Londres (Reino Unido). Esta semana finalizamos con el regreso a Valencia para emprender la vuelta al país por vía aérea, con una escala de varias horas en Roma (Italia), suficiente para una visita breve de despedida.
Luego del recorrido hasta Londres, capital del Reino Unido, donde llegamos en la edición anterior, nos toca ahora emprender el regreso en busca del aeropuerto de Valencia, España, punto de devolución del vehículo alquilado y salida del vuelo hacia Argentina. Hemos comentado para favorecer un futuro viaje del lector, todo el recorrido de ida propuesto en auto, ciudad por ciudad, en la franja europea elegida a lo largo de cinco países, pero dejaremos a la libre elección el recorrido de regreso.
Los pequeños poblados
Las grandes ciudades -especialmente las capitales-, sin duda, sintetizan el mayor atractivo publicitario, pero no constituyen el todo del conocimiento de cada país, su cultura y su gente, por ser lugares demasiado cosmopolitas.
Algunas urbes intermedias o pueblos del interior, muchas veces atesoran lo más jugoso de lo que se puede apreciar.
Decir que uno ha conocido Madrid, es sinónimo de haber ido a España, pero para “calar hondo” el país, hay que adentrarse en los pequeños poblados, charlar con su gente, disfrutar de sus comidas y sus costumbres.
La posibilidad de desplazarse en automóvil, de “bajarse” de la autopista y adentrarse donde le guste, para luego retomar la ruta, es una decisión suya, que tendrá que ver con el tiempo que disponga y con qué lugares les resulten más pintorescos.
En esta búsqueda, su intuición, su interés temático (historia, arte, gastronomía, coleccionista de algo, búsqueda de familiares, etc.), marcará rumbos e irá descubriendo lugares y personas que harán su recorrido inolvidable.
Múltiples posibilidades
Si uno mira las rutas posibles regresando de Londres a Valencia, muchas son las tentaciones sin alejarse demasiado de un trazado más o menos directo.
Atrae por ejemplo, al realizar el cruce del Canal de La Mancha desde Dover, Inglaterra; en lugar de volver por Calais, Francia, elegir hacerlo -para variar- por Boulogne Sur Mer, un poco más al Sur, donde tendrá la oportunidad de conocer la última morada de nuestro prócer, el militar argentino General José de San Martín.
Jugosas e insólitas historias alientan una visita, como por ejemplo, “el milagro de la estatua de San Martín”, la cual permaneció milagrosamente intacta a pesar de casi 500 bombardeos al puerto durante la Segunda Guerra Mundial, que redujeron a ruinas todo a su alrededor, menos la escultura.
Si es amante del automovilismo, qué puedo decirle sobre visitar la ciudad de Le Mans, donde desde 1923 se disputa la famosa competencia de “Las 24 horas”.
O si le prefiere recorrer viñedos y hacer degustaciones, a un costado de la ruta tiene en Burdeos -Bordeaux-, la oportunidad única de visitar el hogar de los más prestigiosos productores de vino del mundo, con una “Academia de Vino” fundada en 1948.
Entrando en España, vale la pena desviarse hasta las playas espectaculares del Mar Cantábrico en Laredo -localidad ubicada entre Bilbao y Santander- y probar un “cocido montañés”.
Es el plato típico de la región, un guiso con porotos, más una verdura parecida al repollo que se llama ‘berza’, chorizo, morcilla, costilla de cerdo o jabalí.
Zaragoza es ruta obligada a Valencia. En sus alrededores hay poblados pintorescos, con apenas un centenar de habitantes, como “El Buste”, que vale la pena conocerlos.
El Victoriano de Plaza Venecia, tumba del Soldado Desconocido y Altar de la Patria.
Una escala en Roma
En la partida desde Valencia con destino a Buenos Aires, elegimos una ruta aérea con una escala de 7 horas en Roma. Esta condición la hizo mucho más barata que un vuelo directo y a la vez, agregó la posibilidad de una fugaz escapada al centro de la capital italiana.
El rápido acceso en tren desde el ‘Aeropuerto de Fiumicino’ hasta la Terminal de Trenes de Roma -40 minutos-, facilita este rápido city tour, aprovechando que aún allí el pasajero está en tránsito dentro del “espacio Schengen” europeo (ver REGION® Nº 1036).
Una vez arribados a la estación “Roma Termini”, ni bien uno sale y cruza la calle hacia la plaza -Piazza del Cinquecento-, varias empresas de buses turísticos que tienen salidas permanentes, compiten por ganar un pasajero.
Con varias paradas en sus recorridos redondos, permiten en un lapso reducido de tiempo apreciar lo más relevante. El sistema ‘Hop-on Hop-off’, permite bajar y subir cuantas veces uno quiera.
En este apretado recorrido con audioguía en español, visitamos entre otros atractivos: Santa María Maggiore; Arco de Tito: Coliseo; Circo Máximo; Piazza Venezia; Castel Sant’Angelo; Piazza Navona; Basílica de San Pedro -Vaticano-; la famosa Vía Condotti; Vía Veneto y la popularmente inmortalizada Fontana di Trevi.
De regreso en la Terminal 3 del aeropuerto de Roma, otra vez todo el proceso del preembarque y ahora más el trámite de documentación de salida del espacio europeo con Migraciones. Ezeiza fue el aeropuerto de arribo a la Argentina y es de destacar, la simplificación actual del ingreso al país para los argentinos, un detalle positivo. Hasta el próximo viaje.
El embarque en avión
El check-in
El “check-in” en la aerolínea que va a viajar, es el primer procedimiento requerido al pasajero al momento de su arribo al aeropuerto. Básicamente es cuando se puede solicitar ubicación, información acerca del vuelo y demás, aunque la función principal es entregar el equipaje que irá a la bodega del avión -consultar antes la cantidad de valijas y el peso que puede despachar sin cargo, porque el excedente se lo cobrarán-. Respecto a las valijas a despachar, la recomendación es no poner en ellas documentación importante, ni joyas, regalos de valor o dinero, porque a veces se pierden y si bien hay un seguro, es limitado
En los vuelos internacionales la recomendación es hacer este trámite al menos 3 horas antes si uno despacha equipaje. Si solo lleva equipaje de mano esto se reduce a la mitad de tiempo. El viajero debe saber que en el equipaje de mano hay restricciones sobre lo que puede llevar (nada inflamable o explosivo, ni armas o elementos cortantes, ni aerosoles, ni líquidos y una larga lista que debe conocer e informarse previamente).
El pre-embarque
Aparte del control migratorio que pueda corresponder, el segundo proceso antes de subir al avión es el acceso al sector del pre-embarque, para el cual deberá exponerse a una revisión exhaustiva de su persona y del equipaje de mano.
Para no hacerse mala sangre, tenga en cuenta anticipadamente que si lleva algo prohibido que no se dió cuenta (una tijera, un cosmético en aerosol, una crema antiarrugas que le costó una fortuna, una bebida, etc.), será obligado a dejarlo en cestos de residuos.
Con respecto al detector de metales que deberá atravesar, anticípese al momento y evite incomodidades, quítese el cinturón, monedas, llavero, reloj, celular, cámara, pulsera, cadena, lapicera metálica, aros, lentes de armazón metálico, y coloque todo esto en algún bolsillo del equipaje de mano o en el abrigo que también se tendrá que sacar y que junto con su equipaje de mano serán inspeccionados con Rayos X. En la mayoría de los aeropuertos le pedirán también que pase aparte su PC portátil y que se quite el calzado. |