La semana pasada comenzamos con la sugerencia de volar a Sao Paulo (San Pablo), Brasil -los pasajes están baratos- y desde allí emprender en auto alquilado previamente, un periplo por la costa atlántica recorriendo las hermosas playas de Ilhabela, la colonial Paraty, Angra Dos Reis e Ilha Grande, archipiélagos elegidos por los grandes cruceros.
En la Parte 1, evaluamos la conveniencia de contratar un city tour para conocer bien primero la inmensa San Pablo, punto de partida para recorrer una porción del Sur de Brasil.
Para esta segunda parte, cubriremos el trayecto en auto desde San Pablo hasta el puerto Sao Sebastiao, 190 km. de verdor y flores, atravesando sierras y caminos sinuosos donde abundan las ‘cachoeiras’ (cascadas naturales), para cruzar con el vehículo -ferry de por medio- a Ilhabela (Isla Bella), un reducto natural de abundante vegetación y fauna, cascadas espectaculares y más de 40 excelentes playas cálidas.
En busca del ferry
Desde el mismo aeropuerto internacional de San Pablo (Guarulhos), GPS de por medio en nuestro auto alquilado, tomamos la autopista SP 070 hasta la salida Nº 96, donde doblamos a la derecha tomando la SP 099 hasta Caraguatatuba y luego otra vez a la derecha por la SP 055 hasta el puerto de Sao Sebastiao.
Son menos de 200 km, pero le llevará unas cuatro horas de viaje, dado que camino a la costa la ruta se presenta bastante sinuosa y por lo tanto se hace lenta, viaje ampliamente compensado por la espectacular vegetación. Llegando a Caraguatatuba es la parte más trabada y también la más linda.
En Sao Sebastiao nos espera el cruce en ferry con nuestro vehículo hasta Ilhabela -está activo las 24 hs-. El cruce dura unos 20 minutos y cuesta b$r 12,20 (unos 7 dólares) ida y vuelta. La capacidad de la embarcación es de 100 autos con 400 pasajeros por cada viaje. Al regreso cobran una tasa turística de poco más de 1 dolar.
La Isla Bella
Su nombre no es casualidad, realmente es un lugar muy bonito y a diferencia de otros destinos sobreexplotados de Brasil, Ilhabela mantiene un 85% de su territorio en estado agreste.
Durante todo el año la temperatura promedio es de 25 grados, elevándose a más de 30 en el verano. Es un pulmón verde de vegetación densa, con morros exhuberantes que esconden más de 40 playas, 300 cascadas, ríos y senderos inhóspitos.
En la isla no está permitido construir nada que tenga más de dos pisos de altura, gracias a lo cual Ilhabela mantiene aún un aire a territorio inexplorado, a pesar de contar con hoteles de vanguardia y casas lujosas que desafían la geografía imposible de los morros.
Fácil de recorrer
Es fácil andar en auto, la isla tiene tres calles asfaltadas: La avenida de ingreso cuando uno baja del ferry -unas 3 cuadras-, que se choca en la única rotonda con la Av. Princesa Isabel -35 km. que recorre la isla de sur a norte- y la calle Agua Branca, que nace a la altura de la playa Barra Velha y que nos lleva hasta el ingreso al Parque Estadual. Alli nos recibe una hermosa e inmensa cascada, donde además se inicia una senda señalizada para dos kilómetros de caminata en busca de más cascadas y paisajes impresionantes.
Esta calle, en su continuación de tierra, resultaba una travesía de aventura en 4x4, que al momento de esta nota, estaba intransitable.
El centro de la población es conocido como «La Vila» (la villa)a unos 7km. al norte de la bajada del ferry. Es considerado el km cero de la isla. En auto se puede apreciar sólo la costa oeste -la que da al continente- y no hay más caminos transitables, el resto está preservado, Mata Atlántica pura en estado virgen que celosamente guarda el Parque Estadual.
Paseo en Escuna
La otra buena forma de recorrer la isla, cuya vegetación impenetrable dificulta el paso entre los distintos puntos, es contratar una excursión en escuna -velero clásico de brasil- (b$r 40, unos 23 dólares por persona) y apreciar desde el mar las distintas playas.
«Perequé», rodeada de bares y hoteles que se desparraman con gracia por la costa. «Engenho d’ água», más al norte, muy bonita con buen servicio gastronómico. «Puerto Da Vila», lugar donde desembarcan los grandes cruceros, entre otras. Para el sur, «Playa Curral» -15 km desde La Vila-es la combinación perfecta entre la naturaleza e infraestructura: aguas claras, vegetación selvática y bares instalados en la arena donde beber una caipirinha tras otra.
«Jabaquara», una playa virginal con forma de media luna, de medio kilómetro de extensión, con aguas cristalinas, limpias, rodeadas de abundante vegetación. |
Jabaquara
La playa de Jabaquara, está en el extremo norte de la Isla y es uno de los últimos puntos a los que se puede llegar en auto. Desde La Vila, son 16 km, los últimos por un sendero rústico de tierra entre la selva, bastante accidentado, pero transitable con paciencia.
Es un ejemplo de naturaleza salvaje, donde las embarcaciones de paseo buscan recalar a la hora del almuerzo. Una playa virginal con forma de media luna, de medio kilómetro de extensión, que recibe agua dulce de dos arroyos. Aguas cristalinas, limpias, rodeadas de abundante vegetación y un restaurante que atiende de maravillas.
La playa de Castelhanos, considerada una de las 15 más bonitas del mundo, es la más top, con arrecifes rocosos y variedad de flora y fauna. Sólo es posible llegar alquilando una embarcación, a no menos de b$r 150 por persona (unos 85 dólares).
La noche en Ilhabela
En torno al «Puerto Da Vila», corazón del centro comercial, hay excelente oferta gastronómica, bares, librerías, negocios de ropa que abren hasta la medianoche y música callejera en la costanera.
No se vaya sin probar la pizza de «Pier», en el ingreso al pequeño puerto, con mesas mirando al mar y románticas velas. De masa superfina, la especial de muzzarella la traen a la mesa sobre una plancha caliente y el mozo se encargará de servirle cada porción hasta el final. Una botella de aceite de oliva virgen estará en su mesa, para rociar cada porción. La cerveza helada -fría en serio- completa el ritual.
Previamente, hay que pedir «Lula Doré» -calamar entero, frito, cortado en rodajas (como nuestras rabas pero distinto)-, un manjar. De postre, strudel con crema o torta de banana, en algunos de los bares cercanos a la placita, con un buen expreso, café do Brasil. Como bajativo: una copita de cachaça.
La isla es chiquita y a la vez interminable, es que cada rincón es una postal y las posadas -hotelería predilecta en las playas de Brasil- son muy acogedoras, dan buen servicio y están rodeadas de flores y aves coloridas. Haga su reserva previa por Internet para encontrar las mejores ofertas.
Es un destino muy buscado por veleristas náuticos, pero además, es excelente para buceo, con decenas de barcos hundidos y un pasado real de piratas, que forma parte de la historia local.
La semana que viene, reseñamos el camino de Ilhabela hasta Angra Dos Reis -255 km-, pasando por las playas de Ubatuba y la belleza colonial de Paraty...
ACTUALIZADO: Diciembre 2011
Costos en Brasil, no mucho más
La nafta súper (gasolina) equivale a $ 6,20 en nuestra moneda; la común (alcool) -que en un auto económico de alquiler anda bien-, se comercializa en $ 4,60. No obstante los valores cambian hacia arriba y hacia abajo, depende la zona, el lugar turístico, etc.
La semana pasada anticipábamos que Brasil no está barato, ya que cada Peso argentino cotiza a menos del 50% de un Real (peso brasileño). O sea, todo nos debería costar el doble del valor, pero no todas las cosas están ‘al doble de precio’.
El combustible por ejemplo, que siempre fue más caro, ahora está igual o más barato que en nuestro país.
Una bebida gaseosa ‘refrigerante’ es más barata y la comida, similar o menos a lo que se paga en buenas playas turísticas de la Costa Atlántica argentina -Pinamar, Villa Gesell, etc-. que a pesar de su belleza, no llegan a compararse con la costa brasileña, su entorno vegetal, aguas cálidas y la oferta permanente de navegación y pesca.
El alojamiento en las playas de Brasil, es igual o más económico que en las playas argentinas y en promedio en los gastos generales, no es tan grande la diferencia y el servicio es muy bueno.
Pizarra de un restaurante: Pollo con arroz y papas fritas para dos $ 60 en nuestra moneda; fideos con salsa bolognesa para dos $ 55. Cerveza en lata $ 17. Gaseosa $ 8.
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