Ya estamos en la 5ta Parte de la nota (links: primera, segunda, tercera, cuarta), cuya propuesta de viaje es recorrer una porción de Europa en auto, a partir del ingreso por Madrid, con una ruta bordeando el Mar Mediterráneo -sur de España y de Francia-, hasta atravesar Italia por el norte, llegando al Mar Adriático, en Venecia, con regreso al punto de partida.
En la entrega anterior, hablamos del recorrido desde Marsella, en Francia, hasta Venecia, en Italia.
En la presente, empezaremos el regreso desde Italia hacia España, sin repetir los destinos anteriores. La etapa abarca desde Venecia hasta la costa azul francesa, recorriendo Mónaco, Niza y Cannes.

Partiendo de Venecia
Luego de recorrer esta atípica y atrapante ciudad italiana, con todo su entorno de bohemia y mística, la sugerencia es volver al continente tano, para encarar la ruta hacia la Costa Azul francesa, donde se encuentran Niza, Antibes, Cannes, en una continuidad urbana cuyos límites pasan inadvertidos al recorrerlos.

La distancia entre Venecia y Niza es de apenas 574 kms, lo que nos demandará poco más de cinco horas por autopistas excelentes.
Las variantes en este recorrido, si dispone de tiempo -al menos necesitará un día-, puede ser visitar Milán, segunda ciudad italiana después de Roma; o desviarse un poco más y dedicarle una jornada a la hermosa Torino.
El paso del Adriático, regresando al Mediterráneo, se combinará esta vez con el lujo, la excentricidad y la belleza de esta porción de Francia.

Niza y Cannes
Tomando a Niza como punto de partida, sobre la costa del Mar Mediterráneo, uno puede recorrer Antibes y Cannes yendo hacia el este, o ingresar al Principado de Mónaco en dirección oeste. La famosa avenida costera Promenade des Anglais, adornada por una extensa hilera de palmeras y miles de coloridas flores, conforma un paseo marítimo excepcional que es cita obligada a la hora de recorrer la Costa Azul.

A través de la misma, uno puede ir del puerto de Niza hasta Cannes, sede del famoso Festival de Cine, atravesando distintas comunas, unas más bellas que otras.

Hoteles de lujo con fina línea arquitectónica de un siglo atrás, bordean este paseo, donde firmas comerciales de renombre, como Cartier o Chanel, tiene sus locales. Es habitual ver espectaculares y carísimos automóviles.

Qué ver en una visita
Insistimos en que lo ideal, es primero tener una visión general con un City Tour. Aqui opera la compañía Le Grand Tour, que por unos 20 euros hace un recorrido de una hora y media, con 14 paradas en donde uno puede bajarse y subir cuantas veces quiera, durante uno o dos días en que dura el abono. Entre los puntos más destacados, visitaremos el puerto, desde donde salen embarcaciones rumbo a Saint Tropez, a la Isla de Córcega y a Mónaco, entre otros destinos. El tour recorre la avenida Quai des Etats-Unis, subiendo La Colina del Castillo, donde tendremos una vista panorámica muy buena, luego desciende a la vieux nice -la zona antigua-, la plaza Garibaldi y el Museo de Arte Contemporáneo -al lado se encuentra un ícono de Niza: La Cabeza Cuadrada diseñada por Sacha Sosno.

Pasando por Acrópolis, sube hasta el Museo Matisse y baja hacia el Museo Chagall. Pasa por la Estación de trenes, la espectacular Catedral Rusa y tomando la avenida Promenade des Anglais, culmina en un hermoso recorrido de regreso. No es difícil recorrer la Costa Azul con un buen mapa. Más allá de su relación con el idioma, todo está bien señalizado.

Otra opción es el trencito turístico Les Trains Touristiques de Nice, que sale frente al Jardín Alberto 1ro en el paseo marítimo. Cuesta 7 euros y la entretenida guiada dura 45 minutos. Una excursión excelente es también la de la empresa de trenes Le Chemins de Fer de la Provence, que con antiguos trenes suben por las colinas hasta el interior de Niza y llegan a la ciudad de Digne-les-Bains. El viaje cuesta unos 18 euros y dura 3 horas y media, con un recorrido de paisajes maravillosos.

Arte y naturaleza
Aunque la primera opción en cualquier escapada a Niza sea disfrutar de su plácido clima y sus playas, dejar de visitar alguno de los 19 museos y galerías de arte es una lástima. Niza ha acogido tradicionalmente a muchos artistas, tales como Toulouse - Lautrec, Renoir, Matisse o Chagall, lo que explica la pasión local por el arte.

También hay que destacar los jardines exóticos, donde sobresalen la exhuberancia y rareza vegetal. Niza cuenta con 300 hectáreas de parques y jardines. Vale la pena pasear por el parque floral Phoenix, el parque Chambrun o los jardines italianos del Monastère.

Encajonada entre el luminoso cobalto del Mediterráneo y los Alpes Marítimos, Niza es la niña mimada de la Riviera francesa, una dama elegante, amante del arte y del buen vivir que merece la pena cortejar sin prisas.

Si de fauna marina se trata, no deje de visitar «Marineland», un complejo ubicado en Antibes, entre la ciudad de Niza y Cannes, donde ofrecen fabulosos espectáculos con orcas, delfines, lobos marinos, donde inclusive se puede nadar con delfines y tocarlos por unos 70 euros.

Mónaco
El Principado de Mónaco, como ya dijimos, después del Vaticano es el país más pequeño del mundo y más densamente poblado.
Su lugar famoso es Monte-Carlo, conocido por su casino, el juego, el glamour y la posibilidad de ver a celebridades. Muchos creen que es la capital de Mónaco, pero no es así. El diminuto país derrocha belleza y dinero y es sede de congresos y reuniones de alto nivel, al igual que eventos deportivos de fama, como el Gran Premio de Fórmula 1. Es fácil y breve una recorrida, donde cada edificación se luce por sus detalles y sus playas rebosan de excentricidad.

«Promenade des Anglais», adornada por una extensa hilera de palmeras y miles de coloridas flores, conforma un paseo marítimo excepcional que es cita obligada a la hora de recorrer la Costa Azul.

Desde Niza, camino a Mentón, Mónaco se encuentra a tan sólo 17 km, recorrido que nos llevará una media hora en auto.

Como final, digamos que éste área mencionada de la Costa Azul -también llamada la Riviera Francesa-, merece al menos dos días para una visita rápida. Cannes puede ser un buen lugar para conseguir alojamiento a precio más bajo y a la hora de comer, hay que buscar en las afueras, alejándonos de la costa, donde sin perder el buen sabor, hay sitios económicos.

En el próximo número:
De la Costa Azul a Aragón

La vieux nice, el corazón de la ciudad

Recorrer la Vieux Nice (Ciudad Vieja de Niza), un dédalo de fachadas coloristas con ciertos ecos de Cerdeña, resulta fascinante. Con sus tesoros barrocos e iglesias diseminadas por sus callejas de fachadas ocres y rojas, es también un espacio de creatividad en el que pulsar la pasión de la ciudad por el arte -cuatro galerías municipales acompañan a la multitud de galerías privadas, tiendas de arte y artesanía- y su vitalidad mediterránea, animada a través de pequeños mercaditos callejeros en la célebre Cours Saleya, antigua arteria elegante y mundana, donde sobresale un mercado de flores muy concurrido.
Una costumbre clásica del residente, es recalar en el animado Quai des États Unis o perder la mirada en el horizonte marino de la Bahía de los Angeles, Baie des Anges, sentados en las míticas sillas azules del paseo diseñadas por Jean-Michel Wilmotte, mientras la belleza descarada de Niza marca el ritmo de los días.

Bon apettit

Gastronomía: La cocina de la Costa Azul refleja el respeto por los productos regionales, acompañados por el aceite de oliva. No hay que dejar de degustar la niçoisel, la pissaladière (torta de cebollas rellena de olivas y anchoas) o la escalinada.

Delicastessen locales: El cailletier, variedad de olivo típico de Niza que proporciona tres productos: la oliva, el aceite y el paté de olivas, de fama mundial. Una delicia que los gourmets pueden encontrar en el local de «Oliveira», (8 rue du Collet).
Al gusto nuestro: Es muy francesa la costumbre de mezclar pastas y carnes. No se pierda degustar un buen Bifteck avec nouilles, ojo de bife asado, con tallarines en un pesto suave, acompañado de echalotes y hongos. Si extraña un bife de chorizo argentino, mejor espere a regresar. Lo conseguirá sin duda alguna, pero a unos 35 euros...